Cubrir una vacante ya no es el final de una gestión exitosa, sino el comienzo de una carrera contra el reloj. El “Market Research 2025” también revela que para 50% de los mexicanos, la agilidad en el proceso pesa más que la oferta económica. Y casi la mitad de ellos asegura que lo más frustrante al buscar trabajo no es el sueldo, sino la espera. Esto cambia por completo las reglas del juego.
En paralelo, el 41% de los reclutadores también enfrenta el abandono por parte de los postulantes. Es decir, mientras los candidatos buscan certidumbre y rapidez, los reclutadores lidian con la volatilidad de un proceso que se rompe por falta de comunicación. La experiencia está rota en ambos extremos.
Por ello, considero que no se trata solo de resolver con tecnología, sino de entender cómo ha cambiado la expectativa del talento. Hoy, la rapidez es sinónimo de interés. Una empresa que responde tarde, o que no responde, transmite desinterés. Y el talento, que tiene más opciones, decide no esperar. La competencia no solo es por atraer candidatos, sino por mantener su atención.
Las causas del abandono son claras: procesos largos, falta de retroalimentación, poca claridad en la propuesta o desconexión con la cultura organizacional. Pero la solución requiere algo más que diagnósticos. Implica rediseñar la experiencia del candidato, automatizar seguimientos, ofrecer información clara desde el inicio y, sobre todo, establecer una conexión continua entre las empresas y candidatos en cada una de las etapas del proceso.
La automatización, bien aplicada, no deshumaniza, sino que libera tiempo para que los equipos de RRHH puedan acompañar con mayor empatía y efectividad.