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La creatividad es medible y entrenable

A veces conviene abrir el horizonte para generar asociaciones lejanas; otras, cerrarlo para verificar con rigor. Lo creativo surge de ese vaivén entre amplitud y foco, y no de una sola postura mental.
vie 12 septiembre 2025 06:00 AM
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Quizá la idea más poderosa es que la creatividad ya no debe concebirse como una excepción, sino como una competencia universal y entrenable. Así como aprendimos a leer o a razonar, podemos aprender a ser creativos de manera sistemática, señala Juan Carlos Chávez.

¿Se puede medir la creatividad? La pregunta parece tan paradójica como pesar un sueño o calcular una emoción. Sin embargo, avances recientes en neurociencia y ciencias cognitivas muestran que no sólo es posible evaluarla con métricas claras —como la novedad, la utilidad o la diversidad de las ideas— sino que además es entrenable. La clave está en un nuevo protagonista: el Sistema 3, una instancia metacognitiva que media entre la intuición (Sistema 1) y la razón (Sistema 2) para abrir paso al pensamiento creativo.

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Durante décadas, el modelo dual de Kahneman dominó la psicología cognitiva: un Sistema 1 rápido e intuitivo y un Sistema 2 lento y deliberativo. Pero las investigaciones más recientes sugieren que esta dicotomía es insuficiente para explicar fenómenos como la innovación o la capacidad de integrar pasado, presente y futuro en una idea transformadora. Allí emerge el Sistema 3, el espacio donde intuición y razón se funden para producir metapensamientos: pensamientos de pensamientos que modelan el futuro.

La propuesta es disruptiva por dos motivos. Primero, porque convierte la creatividad en un proceso auditable y no en un acto misterioso o reservado a genios. Además, podemos medirla con criterios objetivos: novedad (qué tan distinta es una idea frente a un corpus previo), utilidad (su valor práctico en un contexto dado) y diversidad (la variedad de soluciones generadas). Segundo, porque esta facultad puede entrenarse deliberadamente, igual que un músculo.

Aquí la tecnología se vuelve aliada. Herramientas de Inteligencia Artificial o entornos de simulación no sustituyen al ingenio humano, pero amplifican su rango. El Sistema 3 se activa al combinar estímulos intuitivos (emociones, asociaciones libres) con análisis lógico (razón, datos), y los algoritmos digitales actuales ofrecen escenarios ideales para practicar esa alternancia entre expansión y evaluación. La clave está en no delegar la creatividad a la máquina, sino en usarla como espejo y catalizador del propio proceso creativo.

El Sistema 3 también incluye un principio de control: la capacidad de ajustar cuánta exploración o cuánta concentración aplicamos en cada momento. En términos técnicos, se trata de regular la “ganancia cognitiva”, un concepto inspirado en la neuromodulación cerebral. A veces conviene abrir el horizonte para generar asociaciones lejanas; otras, cerrarlo para verificar con rigor. Lo creativo surge de ese vaivén entre amplitud y foco, y no de una sola postura mental.

Las implicaciones son enormes. En educación, permite pasar de enseñar contenidos a enseñar procesos de pensamiento creativo. En empresas, conlleva medir la creatividad no por ocurrencias aisladas, sino por la consistencia de un sistema que genera y evalúa ideas útiles en ciclos iterativos. En la vida personal, supone entrenar la propia mente para detectar cuándo estamos atrapados en sesgos automáticos y cuándo necesitamos un salto imaginativo que reorganice la realidad.

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Quizá la idea más poderosa es que la creatividad ya no debe concebirse como una excepción, sino como una competencia universal y entrenable. Así como aprendimos a leer o a razonar, podemos aprender a ser creativos de manera sistemática. El Sistema 3 ofrece un mapa para lograrlo: integrar intuición y razón bajo una conciencia que mide, regula y proyecta.

En un mundo saturado de información superficial y de estímulos que premian la reacción inmediata, esta propuesta es más que académica: es una urgencia cultural. Si logramos masificar el entrenamiento creativo, podremos enfrentar con mayor solvencia los desafíos que exigen soluciones inéditas: desde la sostenibilidad ambiental hasta la gobernanza de la inteligencia artificial. La creatividad, medida y entrenada, puede convertirse en el mayor recurso renovable de la humanidad.

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Nota del editor: Juan Carlos Chávez es Profesor de Creatividad y Etología Económica en el sistema UP/IPADE y autor de los libros Sistema 3: La Mente Creativa (2025), Homo Creativus (2024), Biointeligencia Estratégica (2023), Inteligencia Creativa (2022), Multi-Ser en busca de sentido (2021), Psico-Marketing (2020) y Creatividad: el arma más poderosa del Mundo (2019). Es director de www.G-8D.com Agencia de Comunicación Creativa y consultor de empresas nacionales y transnacionales. Encuentra sus libros en Amazon y síguelo en Facebook , Instagram , YouTube y LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

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