A menudo escuchamos la frase “quiero emprender”, que viene acompañada de un “hay que hacer algo”, es ahí donde se empiezan a gestar ideas para innovar, apostar por algo que no se haya visto antes, que cause curiosidad en el mercado y que, en consecuencia, genere ingresos, pero que también beneficie a la comunidad.
Valentía e innovación, denominadores del emprendedor mexicano
Los datos lo respaldan: en México, de acuerdo con el Inegi, 7 de cada 10 empleos son creados por micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes), y muchas de ellas nacieron con el impulso de una persona que tuvo el valor de arrancar un negocio.
Emprender implica ofrecer un servicio o producto innovador, que rete los modelos del pasado; sin embargo, para abrirse camino es necesario ser audaz y visionario y, por supuesto, contar con una sólida red de apoyo, pues ofrecer soluciones sin fundamento estratégico y operar sin un propósito definido pueden entorpecer la dirección.
La relevancia que cobra una red que tiende puentes de confianza es vital. Al respecto, en el marco del 15 aniversario del programa EY Entrepreneur Of The Year™ (EOY) México, la Asociación de Emprendedores de México (ASEM) realizó un Estudio de impacto del Programa 2010-2024, el cual revela que los participantes en el estudio consideran que hubo una mejora sustancial en la forma de hacer negocios después de ser parte del EOY, plataforma que celebra, conecta y galardona a los emprendedores de nuestro país. Ponerlos en el mapa del ecosistema de negocios, integrarlos a círculos con tomadores de decisiones y conectarlos con socios e inversionistas clave, son algunos de los beneficios que adquirieron quienes han sido parte de este reconocimiento.
El mismo estudio de la ASEM arrojó que 4 de cada 10 empresas aumentaron sus ventas entre 31% y 50%, luego de su participación en el programa. Esto refleja la trascendencia que tiene el apoyo al emprendimiento que a su vez genera una derrama económica, generación de empleos y, desde luego, un impacto social positivo. Claro que el incremento de ventas es un gran indicador; sin embargo, va más allá pues involucra la activación de otros mercados, el acceso a servicios, así como una visión de innovación y un enfoque en la sustentabilidad que están cada vez más presentes en los modelos de negocio, con emprendimientos basados en IA o proyectos con enfoque social capaces de convertirse en esquemas redituables y escalables.
La visión de los emprendedores se vuelve un motor de cambio que promueve un mundo más equitativo, sostenible y próspero para todos. Incentivarlos y acompañarlos es relevante para ver tangibles los frutos que se puedan desprender de ellos, esta es tarea de un ecosistema que conforman otros empresarios, inversionistas, gobierno, academia y sociedad en general.
Mecanismos de deuda, mentoría, institucionalización de las organizaciones y una red de soporte son decisivos para el fortalecimiento del ecosistema emprendedor. Reconocerlos y difundir sus historias también es importante para inspirar a otros a seguir sus pasos.
Cuando volvamos a escuchar la frase “quiero emprender, hay que hacer algo”, apoyemos a ese talento, puede estar emergiendo un próximo proveedor de soluciones sostenibles y competitivas, o bien, un nuevo servicio que puede innovar y mejorar el mercado. Ya sea como consumidores, mentores o inversores, en todos cabe la responsabilidad de acompañar, seguir conectando y celebrando al emprendimiento mexicano, ¡enhorabuena por todos esos detonadores del cambio!
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Nota del editor: Manuel Solano es Socio Director Regional de EY Latinoamérica y Director General de EY México. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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