Reseña: Nintendo Classic Mini, nostalgia y masoquismo
La nostalgia está de moda. Ya sea por el síndrome de Peter Pan o por simple añoranza, no hay duda de que el pasado está más presente que nunca.
Hay muchísimos ejemplos, como el reciente Desert Trip, en California, donde miles de personas vieron a los Rolling Stones, Paul McCartney, The Who o Roger Waters tocar los mismos éxitos que llevan tocando 30, o más bien 40 años; o la serie de Netflix ‘Stranger Things’, un remix del cine de los 80 y de las novelas de Stephen King de esa década.
Y recientemente la Nintendo Classic Mini, que salió a la venta en noviembre en todo el mundo y se agotó de inmediato.
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Se trata de una versión en miniatura de la NES (Nintendo Entertainment System) que la empresa japonesa lanzó en 1985. La NES fue la segunda consola de la compañía –en realidad era una versión para occidente de la primera, la Famicom– y la mayor responsable de la popularización mundial de los videojuegos, gracias a creaciones como Super Mario Bros.
Nintendo Classic Mini llega con 30 juegos preinstalados. No es posible comprar o descargar otros. Así que la pregunta es: ¿Merecen la pena?
Ventajas
El diseño y la movilidad
Nintendo ofrece una propuesta sencilla pero eficaz.
El diseño es el mismo de hace 30 años, tanto de la consola –aunque en miniatura– como del mando. Es un acierto. No era imprescindible, pues al fin y al cabo es un simple sistema de almacenamiento de los juegos, pero sirve para lograr el objetivo de Nintendo: recuperar las sensaciones de los 8 bits de entonces. La inconfundible caja cuadrada y el color gris son claves para ello.
En esta apuesta por la nostalgia, las opciones ofrecen además la posibilidad de poner la imagen con un filtro de televisor antiguo o con la resolución original, en lugar de con la calidad moderna.
La instalación es simple. La caja apenas incluye dos cables: un USB para la alimentación y un HDMI que permite conectar la consola a un televisor o una computadora. Por esto, y por su pequeño tamaño, es fácil de transportar y conectar casi en cualquier parte.
En este aspecto, tan sólo una queja: los cables son demasiados cortos y obligan al jugador a hacer extrañas maniobras con ellos y con su cuerpo para no quedarse con los ojos pegados a 20 centímetros de la pantalla.
nullLos juegos
Y ahora, lo importante: ¿Es divertido?
En un primer acercamiento, sin duda.
La gran mayoría de los 30 juegos se merecen el calificativo de “clásicos”. El género de las plataformas, el rey de la época, está muy bien representado con Super Mario Bros 1, 2 y 3 o Megaman 2. Las aventuras y la acción también tienen un importante espacio con Ninja Gaiden, The Legend of Zelda, Metroid y Castlevania. El rol sólo está representado por Final Fantasy, y los puzzles por Dr. Mario. Y hay juegos que son historia de los orígenes del género como Pac-Man, Donkey Kong y Punch-Out!!
Cualquier comprador de cerca de 30 años se verá transportado de inmediato a la infancia, aunque también recordará, cuando el dolor y las ampolla empiecen a asomar en sus dedos, por qué los mandos ya no se hacen como los de antes.
Los gráficos y el sonido son impecables, en el sentido de que son los mismos que en los 8 bits originales, y Nintendo ha resistido la tentación de hacer modernizaciones.
Pero lo que de verdad cuenta en los videojuegos es la jugabilidad, y éste es el punto fuerte de la consola. Muchos de los juegos han resistido sin problemas el paso del tiempo. La prueba es que de algunos –Mario, Zelda, Castlevania, Final Fantasy– se siguen publicando secuelas que mantienen bastantes de las propuestas jugables de entonces.
En este sentido, quizá los mejores de entre los 30 juegos sean Super Mario Bros 1, con la música más reconocible de la historia de esta industria, y Super Mario Bros 3. Probablemente a ellos les dedique el mayor tiempo el jugador ocasional.
Desventajas
¿Corta vida?
Es necesario hacer una advertencia: muchos de estos juegos, para los estándares actuales, son muy difíciles. Algunos hasta el punto del sadismo, como Ghosts 'n Goblins y Super C.
Para el menos paciente, hay algunas propuestas más amables, como el juego de plataformas Kirby's Adventure, el de fútbol americano Tecmo Bowl o el Bubble Bobble.
Pero en general, prepárese para sufrir, inscríbase a yoga para aprender a dominar el impulso de tirar el mando por la ventana, y hágase a la idea de que va a ver la misma pantalla una y otra vez, una y otra vez. Por ello, no es posible afirmar que con esta consola habrá “diversión infinita”, y existe el riesgo de dejarla en un cajón del armario tras un par de meses de jugar.
Nintendo ha incluido una "trampa" moderna para aliviar el sufrimiento: en cada juego, es posible guardar el progreso en hasta cuatro ranuras, lo que aumenta las opciones de llegar a la meta final.
Además, en muchos de los casos, la experiencia seguramente mejore jugando a dos personas, pero el segundo mando hay que comprarlo aparte.
El precio
Esta consola cuesta 2,000 pesos. No es demasiado para 30 juegos, aunque varios no pasan de lo anecdótico y terminan por aburrir a las pocas horas. Pero en Estados Unidos cuesta 60 dólares y en Europa 60 euros, así que la conversión a la divisa nacional parece excesiva, incluso con el peso en su triste momento actual.
Conclusión
Nintendo es una de las empresas del sector que mejor sabe tocar las teclas de la nostalgia.
La Nintendo Classic Mini ofrece una buena cantidad de juegos para el jugador hardcore que busque retos como los de antes y que tenga cuentas pendientes con algunas de las obras más emblemáticas de los 8 bits. Y para el jugador casual, Dr Mario o Super Mario Bros. le harán pasar buenos ratos.
Por supuesto, cuando hablamos de jugadores, nos referimos sobre todo a jugadores adultos. Expansión probó esta consola con dos niños de 10 y 11 años. La apagaron a los 15 minutos. Los niños aún no tienen nostalgia.