ZTE debe apostar por hacer sus propios chips para convertirse en una potencia
El destino del fabricante chino de teléfonos inteligentes ZTE ha resaltado un defecto en la apuesta de Beijing por convertirse en una potencia tecnológica mundial: la falta de chips de computadora hechos en casa.
El gobierno de EU anunció un acuerdo el jueves para levantar la prohibición de adquisición de ZTE de partes a compañías estadounidenses, incluyendo chips.
La prohibición llevó a las fábricas de ZTE a la parálisis y la empresa aún se enfrenta a un futuro incierto.
El presidente chino Xi Jinping ha convertido la construcción de una industria doméstica de chips en una prioridad clave. En este momento, el país depende en gran medida de compañías extranjeras para la tecnología central que impulsa todo, desde teléfonos inteligentes hasta automóviles.
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China tiene un voraz apetito por los chips: compra mucho más que cualquier otro país, y poco menos del 90% provino de compañías extranjeras el año pasado, según la consultoría de tecnología International Business Strategies.
Pero desarrollar una industria de chips competitiva es costoso, políticamente sensible y lleva tiempo.
China ha invertido decenas de miles de millones de dólares en varios jugadores nacionales en los últimos años. Las grandes empresas chinas también han intentado poner sus manos en la tecnología al pujar agresivamente por negocios de chips extranjeros.
Pero varios intentos de comprar participaciones en firmas estadounidenses fracasaron luego de que las autoridades estadounidenses se opusieran a los acuerdos por motivos de seguridad nacional.
Las preocupaciones de China sobre su dependencia de proveedores extranjeros se hicieron evidentes esta semana cuando tres importantes fabricantes de chips de memoria: Samsung y SK Hynix de Corea del Sur, y Micron de Estados Unidos dijeron que estaban siendo investigados por los reguladores chinos. SK Hynix dijo que la investigación era sobre sospechas de fijación de precios.
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Xi ha dejado en claro la importancia que concede a la industria de los semiconductores, comparando recientemente un chip de computadora con el corazón humano.
"No importa cuán grande sea una persona, él o ella nunca podrán ser fuertes sin un corazón sano y fuerte", dijo en abril, durante una visita a una fábrica de semiconductores en el centro de China.
Se espera que los chips chinos de memoria lleguen al mercado a fines de este año o comienzos de 2019, pero serán inferiores a los fabricados por proveedores extranjeros establecidos, según analistas.
Es probable que solo se vendan a empresas chinas, que tal vez estarán dispuestos a comprarlos porque serán más baratos que los chips extranjeros, según Avril Wu, director de investigación de la firma de investigación de mercado TrendForce.
Incluso mientras aumenta la producción, China tendrá que depender de proveedores extranjeros en los próximos años. International Business Strategies actualmente predice que para 2027, todavía representarán aproximadamente el 60% de los semiconductores utilizados en China.
Wu dijo que los chips fabricados en China también pueden tener dificultades en los mercados extranjeros debido a preocupaciones de que las compañías chinas puedan haber violado los derechos de propiedad intelectual.
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"Es más seguro tener esos componentes vendidos en el mercado interno chino", agregó.
La propiedad intelectual está en el centro de la actual disputa comercial entre Estados Unidos y China. La preocupación de Estados Unidos de que China robe tecnología estadounidense u obligue a las empresas a entregarla fue lo que impulsó a la administración Trump a anunciar aranceles sobre productos chinos por valor de 50,000 millones de dólares en marzo.
"Estados Unidos siente que China está utilizando medios 'injustos' para obtener conocimientos tecnológicos de EU y de otros lugares y está 'injustamente' usando subsidios y otras políticas industriales", escribió Louis Kuijs, jefe de economía asiática de la firma de investigación Oxford Economics en una nota de investigación la semana pasada.
Analistas han sugerido que la investigación sobre los fabricantes de chips de memoria de Corea del Sur y Estados Unidos podría ser una forma de presionar a las empresas para que compartan la propiedad intelectual e impulsen a los competidores chinos.
Las autoridades chinas se han negado a comentar sobre la investigación.
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En otro movimiento de alto perfil, el diseñador británico de chips Arm, propiedad del conglomerado tecnológico japonés SoftBank, acordó vender una participación mayoritaria en su filial china esta semana.
Arm entregará la participación del 51% por 775 millones de dólares a un grupo de inversionistas liderados por chinos, según informes del Financial Times y Wall Street Journal.
SoftBank se negó a identificar la nacionalidad de los inversores.