La urgencia ante la falta de ventiladores para asistir a los enfermos en COVID-19 en México llevó a expertos del Instituto Nacional de Nutrición (INCMNSZ) y a tres empresas especializadas en manufactura automotriz: Metalsa, Torey y Bocar, a adaptar sus conocimientos a la industria médica y desarrollar el primer ventilador de fabricación mexicana en tiempo y costo récord.
“Existía una necesidad de ventiladores y a nosotros se nos ocurrió voltear a ver lo que teníamos. En el pasado habíamos usado estos ventiladores y vimos que el pistón era una forma motriz efectiva y rápida de desarrollar esto en la contingencia, tanto en la salud como en la económica. Teníamos que ver cómo desarrollar algo de la forma más rápida con los componentes que habían en el mercado nacional. Nos llevó entre seis y ocho semanas hacer la ingeniería inversa para desarmar lo que teníamos y hacer un ventilador nuevo”, dijo Guillermo Domínguez Cherit, subdirector de medicina crítica del INCMNSZ.