En los meses que han transcurrido de 2020 se han generado diversas alarmas internacionales en la red por el riesgo de que algún complejo de infraestructura crítica como hospitales o centrales eléctricas sufran un ciberataque en medio de la crisis sanitaria por el COVID-19; sin embargo, no ha pasado de amenazas. No obstante, las medidas que países como China han tomado, para medir la movilidad de sus ciudadanos e incluso castigarlos si no siguen las reglas de sanidad propuestas para contener la pandemia, ha arqueado las cejas de quienes buscan un modelo en el que se use la tecnología para controlar la pandemia pero sin desproteger la privacidad de los usuarios o ser intrusivos en la vigilancia digital.
Datos del Centro Estratégico de Estudios Internacionales (CSIS), un think thank, enfocado en ciberseguridad ha catalogado 44 ciberataques dirigidos y presumiblemente patrocinados por gobiernos en lo que va de 2020 y con un daño mayor a un millón de dólares. Si bien esta es una mirada parcial, al revisar el histórico de los datos desde 2006, se ve una tendencia creciente en la suma de estos ataques anualmente.
El departamento de seguridad de Google (TAG) reportó también datos en este sentido al alertar sobre 40,000 amenazas dirigidas por gobiernos en 2019, es decir, 25% más que en 2018.