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A 20 años, así se capitalizó la startup que compró Intel en Guadalajara

El centro de diseño de Intel en Guadalajara fue la primera adquisición que hizo la firma en América Latina, y en su momento era una startup con 33 ingenieros mexicanos.
vie 16 octubre 2020 09:09 AM
Centro de desarrollo Intel.
Así trabaja 15% de la plantilla de los laboratorio de Intel en Guadalajara. (Foto: Intel)

Cuando Jesús Palomino, ingeniero en electrónica con especialidad en astrofísica, viajó a Nueva Jersey, Estados Unidos para dedicarse a un proyecto laboral de circuitos integrados pudo visitar la Universidad de Yale. En el campus se topó con un ejemplar del diario universitario, en el que la nota era que las visas de talento especializado en ingeniería estaban teniendo una demanda sin precedentes en el país, incluso se habían agotado, consecuencia del boom de las empresas “.com” a finales de la década de los 90.

Palomino recuerda haber leído que estas visas eran en su mayoría para ingenieros que venían de Asia.

“Y yo me hice la pregunta. ¿por qué solo Asia?, ¿Por qué no de México si está más cerca, qué no hay ingenieros mexicanos?”, recuerda Palomino en entrevista.

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Con esa idea fue que desarrolló una empresa de creación de talento de ingeniería especializada, de mano de su esposa Claudia, en la que la idea era impulsar la innovación de Jalisco, impulsar ingenieros locales y contribuir al crecimiento tecnológico de la región, además de la invención y la producción de patentes. A la vuelta de algunos años este semillero, con 33 empleados que además formaban un modelo de sociedad detrás de la unidad de negocio, se convirtió en la primera inversión que Intel hizo en América Latina.

Jalisco era ya en el 2000, el referente de la promesa del Silicon Valley mexicano, e Intel buscaba crecer en la región, lo que creó un cruce de oferta y demanda apto para que Intel adquiriera la startup de Palomino.

“Después de todo lo que hicimos, patentes en circuitos y un par de años fue cuando finalmente Intel se interesó y tuvimos esa aspiración demostrar que éramos buenos ingenieros y que si nos comprometíamos a algo lo cumplíamos. Intel vio un grupo sólido de resultados que les podía ayudar a crecer en la región”, cuenta.

“Intel quería crecer en esos años en telecomunicaciones y le mostramos que nosotros podíamos crecer a 100 o 200 ingenieros”, agregó aunque dijo no poder revelar por cuánto fue aquella forma.

Actualmente el Guadalajara Design Center (GDC) es uno de los centros globales de la marca a nivel global en el que se hace investigación y desarrollo para el corporativo global y en donde se validan muchas tecnologías que tardan después hasta cinco años en salir al mercado. El GDC hoy tiene más de 1,000 empleados, todos mexicanos, han registrado 800 inventos y les han sido entregadas 125 patentes internacionales de 200 solicitudes.

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No fue como en Silicon Valley

Si bien la llegada de Intel a Jalisco atrajo inversiones extranjeras tecnológicas a Jalisco, como las de IBM y fondos de capital que ayudaron a través de los años a la creación de startups tecnológicas y a nutrir el ecosistema emprendedor de la región, Palomino advierte que aún hay mucho más por hacer para elevar la diversidad de género en la industria tecnológica, la promoción de talento local y crear mejores relaciones entre el gobierno, la sociedad y la industria para continuar incentivando la industria tecnológica.

“Faltan cosas por hacer en la región, hemos estado ayudando a los emprendedores, pero falta ayudarlos más en redes de mentoría por ejemplo. En cuanto a la diversidad, en Intel buscamos que para 2025 haya un porcentaje de 25%, al menos”, dice.

Si bien el centro ha fungido como un imán de ciertas inversiones tecnológicas a lo largo de las últimas dos décadas, Palomino acepta que prevalece en el ecosistema el reto de crear colaboración y de elevar la importancia de la ciencia y tecnología en el país; sobre el hecho de que en México no se llegue aún a destinar ni el 1% del Producto Interno Bruto (PIB) a la ciencia y tecnología, y en ciernes de que se diluyan 109 fideicomisos, que incluyen apoyos a este sector, el ingeniero comenta que esta colaboración gana relevancia pues no se debe depender de una sola vertical para obtener ingresos o empuje para el sector.

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“No podemos depender de uno solo para que suceda es responsabilidad de todos. En otros países vez que el gobierno es un líder clave, impulsando, creando el ambiente pero no queda ahí, tenemos que tener emprendedores y empresarios una parte de responsabilidad, además de la academia enfocada en conocimientos muy elevados. Tenemos que ver cómo sentarnos todos a la mesa y que todos tengamos las ganas”, dice.

Si bien Palomino advierte que en el futuro, hacia 2025, le gustaría ver más creaciones y patentes relacionadas a inteligencia artificial desarrolladas en el GDC, el centro recientemente también fue el lugar en el que se validó el primer procesador de Intel para las radiobases 5G; sin embargo, el ingeniero comparte que uno de los mayores resultados que se han logrado en estos 20 años es que después de que Intel adquiriera su startup, se probó que se puede atraer los ojos de las grandes tecnológicas a México, y aunque hoy ya hay un unicornio mexicano con Kavak, en el 2000 esto era un referente solo posible en Silicon Valley.

“Esto probó que sí se puede, que se puede crear una startup que puede atraer a una empresa mundial a que invierta y que crea en la región. y lo podemos multiplicar y hemos ayudado, creo, a que más cosas pasen y que la región siga creciendo. En eso hemos impactado a la región”, dijo.

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