De acuerdo con un informe de Manpower, estas habilidades sociales son difíciles de encontrar y aún más difíciles de capacitar: El 43% de los empleadores dice que es más difícil enseñar estas habilidades sociales que encontrarlas ya desarrolladas.
Incluso, más allá de englobar en una solo cúmulo a todos los gamers, el estudio revela las ventajas que suelen tener en función de los juegos que prefieren.
Los juegos y sus habilidades
Aunque en la distancia parecerían categorías muy diferentes, los jugadores de StarCraft, Civilization, Pac-Man, Words with Friends o League of Legends, demostraron mejor toma de decisiones, planificación, concentración y perseverancia, desarrollando habilidades como pensamiento crítico, creatividad, resolución de problemas y percepción social.
Por otro lado, los jugadores de Call of Duty, FIFA, Rocket League o Mario Kart probaron generar retroalimentación de manera efectiva. Ellos desarrollan habilidades de planificación y tácticas, colaboración y comunicación, afrontando la adversidad y la conciencia espacial. Lo que se traduce en pensamiento crítico, colaboración, juicio y toma de decisiones y evaluación de sistemas.
En industrias especializadas como la música, juegos como Mario Party, Just Dance, Guitar Hero o Rock Band pueden ser elementos clave, ya que quienes prefieren estos juegos mostraron que no esperan conquistar un desafío, una canción o un baile de principio a fin en su primer intento sino como una medida de perfeccionamiento de sus habilidades. Este aprendizaje, la capacidad y el deseo de crecer y adaptarse rápidamente son de los elementos más valiosos para los empleadores.
Los jugadores saben que esperar la perfección sólo los prepara para el fracaso; más bien, han aprendido que la perseverancia y la práctica dan frutos.
El Gaming y la educación
Si bien estas habilidades, se desarrollan como “efecto colateral” de los gamers, en los años recientes vemos como estos procesos empiezan a profesionalizarse, por un lado, a mejorar la industria de los videojuegos, con carreras especializadas, pero de una forma complementaria, las instituciones educativas comienzan a integrar videojuegos en sus esquemas de educación. La llamada gamificiación.
En México, algunas instituciones educativas han empezado un proceso de inclusión de videojuegos, caso como el del ITAM en colaboración con The CIU, llamadas Pocket ClassRoom, o la Universidad Anáhuac, con sus programas de formación en gaming, como un acercamiento a la reimaginación de las estrategias de enseñanza a través del Gaming. Sin embargo, aún se mantiene como proyectos limitados, en gran medida por la necesidad de los alumnos de compra de hardware y dispositivos que pueden ser costosos y el aumento de infraestructura mínima para mejorar y aumentar la conectividad en nuestro país.
Sin duda, el gaming ha demostrado ser una industria que además de crecer como entretenimiento, que es un sector que se profesionaliza, que va más allá de un juego y que hoy además puede comprobar que genera habilidades de desarrollo personal y profesional para todas las personas sin importar su profesión.