La gente se preocupa cada vez más por lo que llevan sus avatares virtuales.
Cuando el mundo virtual Decentraland dijo en junio que los usuarios podían fabricar y vender su propia ropa para que los avatares la llevaran en el sitio, Hiroto Kai se quedó despierto toda la noche diseñando prendas de inspiración japonesa. Vendiendo kimonos por unos 140 dólares cada uno, ganó entre 15,000 y 20,000 dólares en sólo tres semanas.
La idea de gastar dinero real en ropa que no existe físicamente resulta desconcertante para muchos, pero lo cierto es que las posesiones virtuales ya generan ventas reales en el 'metaverso', es decir, en entornos en línea donde la gente puede congregarse, pasear, reunirse con amigos y jugar.
El verdadero nombre de Kai, artista digital y entusiasta de Japón, es Noah. Tiene 23 años y vive en New Hampshire. Después de ganar en esas tres semanas lo mismo que en un año en su trabajo en una tienda de música, dejó ese empleo para convertirse en diseñador a tiempo completo. "Simplemente despegó", cuenta. "Era una nueva forma de expresarse y es arte ambulante, eso es lo que tiene de genial. Cuando tienes una prenda, puedes ir a una fiesta con ella, puedes bailar con ella, puedes presumir y es un símbolo de estatus".