El futuro de la movilidad es eléctrico y el deporte motor tiene la potencia para demostrarlo, pues es un escaparate para la innovación tecnológica de la industria automotriz y para la sustentabilidad en diferentes aspectos, desde el logístico hasta la organización del evento.
“La Fórmula E es más que un deporte”, sentencia James Barclay, director de la escudería Jaguar TCS Racing. “Somos pioneros en la tecnología automotriz para la sustentabilidad. El objetivo de este campeonato es generar un impacto para tener un entorno más sustentable y eso no sólo compete a los automóviles, sino que forma parte de un entramado más grande y de diferentes sectores”.
Este 2022 está en curso la octava temporada del campeonato y de acuerdo con cifras de la Fórmula E, hasta la quinta edición, la categoría había producido 127,000 toneladas de dióxido de carbono (CO2). Esa huella de carbono correspondió un 72% al transporte, un 14% al personal, un 6% a los aficionados, un 4% a las operaciones y un 1% a la fabricación de los automóviles.
No obstante, esta competición está a la vanguardia tecnológica y ambiental. Un ejemplo de ello es que en 2020, la Fórmula E logró una huella de carbono cero neto, algo que ningún deporte había alcanzado.