Aunque estos cuadrados existen desde 1994, no se convirtieron en un "nombre verdaderamente familiar" hasta la era COVID.
El auge de los códigos QR y su facilidad de uso abre la posibilidad pata que los ciberdelincuenteslos pueden utilizar para anuncios maliciosos y otras técnicas para dirigir a las víctimas a sitios fraudulentos. Por ejemplo, podrían manipular fácilmente el QR para engañar al usuario y hacer que descargue un archivo PDF malicioso o una aplicación móvil fraudulenta, según la compañía de software ESET.
Asimismo, los delincuentes podrían modificar un QR de una transacción financiera con sus propios datos y recibir pagos en su cuenta, y podrían pegar un código, generado para dirigir hacia una URL maliciosa, encima de un QR bueno que esté en un cartel de conciertos.
¿Cómo evitar ser víctima de un código QR malicioso?
Jordi Serra, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación en la Universitat Oberta de Catalunya, recomienda configurar los dispositivos para que no abran directamente los enlaces -los últimos sistemas operativos ya lo hacen-, para poder ver el URL antes de darle clic .
Hay que asegurarse de no introducir datos personales o de que no nos estemos bajando un fichero, por ejemplo.
"A simple vista es muy difícil saber si un QR es malicioso o no. Quizá la primera recomendación sea saber dónde está", resume Fabián Torres, de Sicpa: "si es en el interior de un edificio oficial o en un restaurante podemos presuponer que es probable que no sea malicioso".
Por el contrario, "si está en la calle en un sitio donde cualquiera puede colocarlo (farola, fachada, poste) ya debemos empezar a tomar precauciones, especialmente si viene acompañado de una propaganda tremendamente atractiva e inusual como incitándonos a capturarlo".