El principal conflicto de esta transacción es la permanencia de la popular franquicia Call of Duty en las consolas PlayStation, pues los organismos antimonopolio han considerado que la fusión permitiría a Microsoft asumir un papel dominante en el negocio de los videojuegos, especialmente en el de la nube que está en crecimiento.
Ante esta denuncia, el líder legal de Microsoft, Brad Smith, mencionó que lucharían en los tribunales. "Si bien creíamos que había que dar una oportunidad a la paz, confiamos plenamente en nuestro argumento y agradecemos la oportunidad de presentarlo ante los tribunales".
La FTC argumenta que luego de adquirir un editor de videojuegos más pequeño, ZeniMax, casa matriz de Bethesda Softworks, Microsoft decidió reservarse la exclusividad de juegos como Starfield tras asegurar sin embargo a las autoridades europeas de la competencia que no tenía ningún interés en dejar de distribuir los juegos en consolas de competidores.
A comienzos de noviembre, la Comisión Europea -brazo ejecutivo de la Unión Europea- anunció la apertura de una investigación “a profundidad" de la propuesta de compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft, asimismo por los posibles efectos sobre la competencia en el segmento de juegos de video.
Esta operación ha sido revisada por diferentes reguladores en el mundo, desde Brasil, Reino Unido y Estados Unidos. En todos los países la propuesta ha sido controversial.
Con información de Reuters y AFP.