Cuando se hizo público el desplome de Silicon Valley Bank (SVB), el teléfono de Sebastián Castro, presidente del unicornio ecuatoriano Kushki, comenzó a vibrar al ritmo de sus alertas. Los mensajes en los grupos de chats que comparte con emprendedores latinoamericanos no paraban. Unos preguntaban qué hacer, mientras otros tomaban decisiones.
“Fue alucinante que el décimo sexto banco más importante de Estados Unidos fracasara”, comentó en un evento organizado por su empresa. “Pero fue ejemplo de una concepción equivocada respecto a que todo lo de allá es bueno, estable y positivo, mientras en Latinoamérica todo es un desastre”.
El desplome del SVB golpeó con severidad a muchas tecnológicas, entre ellas Roblox (el 5% de sus 3,000 millones de su flujo disponible estaba en posesión de SVB) y el fabricante de reproductores de streaming Roku (26% de sus 487 millones de dólares de su flujo estaba en el banco).