El acuerdo "permite a la industria seguir adelante, no bloquea la IA", declaró en rueda de prensa Duncan Crabtree-Ireland, negociador del SAG-AFTRA.
"Pero garantiza la protección de los artistas. Sus derechos al consentimiento están protegidos. Sus derechos a una compensación justa y sus derechos laborales están protegidos", aseguró.
Los estudios han estado experimentando con la IA en los últimos años, desde traer de vuelta a estrellas de cine fallecidas utilizando "réplicas digitales" realistas, hasta usar figuras de fondo generadas por computadora para reducir el número de actores necesarios para las escenas de batalla.
Muchos productores que reducen costos quieren que la IA desempeñe un papel cada vez más importante, y han empezado a exigir a algunos actores que participen en "escáneres corporales" 3D de alta tecnología en el plató, a menudo sin explicar cómo ni cuándo se utilizarán las imágenes.
Pero ahora, un actor debe recibir la misma remuneración por cualquier uso de su réplica digital que la que habría ganado haciendo la misma "cantidad de trabajo" en el escenario en la vida real, dijo Crabtree-Ireland.
Ante el temor de que los "extras" sean los primeros en perder su trabajo a manos de la IA, se han establecido estrictas restricciones.
"No se puede utilizar una réplica digital para eludir la contratación y el pago de un actor de reparto en virtud de este contrato", añadió Crabtree-Ireland.
Los estudios deben obtener el consentimiento de un actor -o de sus herederos- cada vez que se utilice su réplica digital en una película o un episodio de televisión.
No pueden presentar a los actores contratos estándar que les autoricen a utilizar una réplica a perpetuidad, sino que deben proporcionar una "descripción razonablemente específica" de cómo se utilizará cada vez.
"Zombis"
La tecnología de inteligencia artificial avanza a un ritmo vertiginoso, pero nunca antes había formado parte de los debates cuando el SAG-AFTRA renegocia su contrato con los estudios aproximadamente cada tres años.
La presidenta del SAG-AFTRA, Fran Drescher, dijo que era vital concretar las normas esta vez, porque "en el mundo de la IA, tres meses equivalen a un año".
"Así que si no conseguimos esas barricadas. ¿Qué sería dentro de tres años?... Estaría tan fuera de nuestro alcance, que siempre estaríamos persiguiendo algo, pero nunca acabaríamos de conseguirlo", explicó.