Se trata de "un sistema matemáticamente más poderoso, más seguro que aun los mejores gestores de claves. Con esto se podría pensar es que el próximo paso es remover o eliminar la contraseña, pero en una forma que sea fácil para el usuario”, explicó Royal Hansen, vicepresidente de privacidad, seguridad e ingeniería en Google.
En las diferentes plataformas donde ya están disponibles, como Google, Apple o WhatsApp, esta prueba puede ser una huella dactilar, el rostro o un código de acceso del dispositivo para verificar que se trata de la persona que realmente es la propietaria de la cuenta.
Borga resaltó que esta tecnología, para mejorar sus procesos de seguridad, hace uso de infraestructura en la nube donde se encuentran los datos de los usuarios y en la que también se determina que sólo la persona dueña del dispositivo es la que está intentando desbloquear su gadget.
Además de los datos biométricos, en las nuevas rutas de seguridad digital también se han incorporado otros datos, como la ubicación geográfica, que hacen más robustos los filtros. “Si alguien en cinco minutos quiere acceder a una cuenta tuya desde Guadalajara, es una alerta porque es imposible estar en ese tiempo en otro lugar”, comentó Borga.
La biometría de las cosas
Estos nuevos estándares de seguridad también se pueden integrar a cosas físicas. Manuel Aranda, director de operaciones de la empresa de identidad digital, Inetum, mencionó que los pasaportes electrónicos también son un ejemplo de la ciberseguridad, pues ya incorporan chip con varios niveles de seguridad que registran información biométrica para hacer más sencillos los procesos de migración.
Aranda también compartió que la aplicación de la tecnología en este nivel tiene un impacto social, pues aumenta la seguridad en los aeropuertos, algo importante para los procesos fronterizos y además de que se optimizan tiempos para las personas, algo relevante, por ejemplo, cuando es necesario hacer conexiones rápidamente para varios vuelos.