En la zona norte, Baja California destaca por sus centros de diseño e ingeniería, además de la colaboración regional entre gobiernos, empresas y academia, la cual tiene un plan de formación de talento alineado con la industria, por lo que está actualizado con programas de impulso al sector.
Chihuahua resalta por sus centros de ensamblaje y de investigación y desarrollo, además del potencial en el sector de minerales para materias primas y la oportunidad de desarrollar un hub regional con Texas y Arizona. Durango, además de su fuerte ecosistema industrial, automotriz y de electrónica, cuenta con incentivos fiscales y regulatorios para la electrónica y los vehículos eléctricos.
En la región del Bajío, Guanajuato, Jalisco y Querétaro son de las principales entidades con un desarrollo de infraestructura, centros de innovación y diseño para los chips, mientras que Ciudad de México y Puebla resaltan como sitios en donde se forma talento humano desde las universidades.
Por otra parte, especialistas mencionaron que la región sur-sureste no está en el mismo nivel de desarrollo que las otras zonas del país, sin embargo, consideraron que su mayor potencial en la actualidad está ligado a sus instituciones académicas como formadoras de talento.
“Hay acciones desde la parte académica que serán importantes. La infraestructura industrial es la que ahorita no tenemos, pero se puede crear a través de inversión, principalmente en el sector de montaje, prueba y ensamblaje”, mencionó Eugenio Marín, director general de la Fundación México-Estados Unidos para la Ciencia (Fumec).
¿Qué se necesita para que México sea líder de los chips?
Durante la presentación de este mapa, Marín resaltó que en este momento la industria requiere un enfoque de armonía colaborativa donde los procesos de diseño, fabricación y ensamblaje, entre otros, estén diversificados y haya disponibilidad de materiales, instalaciones y talento calificado.
En este sentido, Jene Thomas, director de la Misión de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) en México, resaltó que México tiene las capacidades necesarias para asumir un papel protagónico y satisfacer las necesidades de la industria local. “El rol de México debe ser de liderazgo en el sector de semiconductores y punto de referencia para toda Latinoamérica”, sentenció.
También destacó que la región está al pendiente de las acciones de México en términos de inversiones para trazar su ruta. La semana pasada, por ejemplo, el secretario de Estado de EU, Anthony Blinken, se reunió con los países que conforman la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas (APEP), y anunció que México, Panamá y Costa Rica serán las primeras naciones con las que trabajarán en la producción de chips.
Se espera que el resto de países que forman parte de la Alianza (EU, Canadá, Chile, Colombia,, Ecuador, Perú, República Dominicana, Uruguay y Barbados) se integren a esta iniciativa para fortalecer las cadenas de suministro, según información reportada por IMER Noticias .
El impacto económico y social de los chips
Según los datos del estudio, las diferentes etapas de la cadena de valor pueden representar beneficios económicos. Los servicios de ensamble, prueba y empaquetado, agregan un 12% de valor en el chip y en ese rubro se identifica un umbral de inversión de entre 2 y 5 millones de dólares.
El rubro de la fabricación representa un 56% del valor de un chip, así como una inversión de alrededor de 10,000 millones de dólares, mientras que el diseño de los semiconductores significa un 32% de su valor con inversiones que van desde los 200,000 hasta el millón de dólares.
Asimismo, los especialistas comentaron que además de dinamizar la economía de los sitios en donde se invierte, la industria de los semiconductores tiene un impacto en el bienestar social a partir de tejer una cultura empresarial que impacte en la generación de empleo e integración de las comunidades.