Neven menciona que durante décadas, estos cúbits eran propensos a errores, debido a la “tendencia a intercambiar información rápidamente con su entorno”. Sin embargo, con la ayuda de Willow, los investigadores encontraron la forma de reducir esos errores introduciendo más cúbits en un sistema y corregirlos en tiempo real.
“Este logro histórico se conoce en el sector como ‘por debajo del umbral’, es decir, poder reducir los errores mientras se aumenta la cantidad de cúbits”, comenta Neven. “Es necesario demostrar que se está por debajo del umbral para demostrar un progreso real en la corrección de errores, y este ha sido un desafío extraordinario desde que Peter Shor introdujo el concepto en 1995”.
¿Qué tan rápido es este chip?
Según las pruebas que realizó Google, Willow realizó un cálculo en menos de cinco minutos, mientras que a una de las supercomputadoras más rápidas del mundo le tomaría 10 septillones de años, un número superior a la edad del universo.
“Esta cifra alucinante supera las escalas de tiempo conocidas en física y supera ampliamente la edad del universo. Da credibilidad a la idea de que la computación cuántica ocurre en muchos universos paralelos, en línea con la idea de que vivimos en un multiverso, una predicción hecha por primera vez por David Deutsch”, menciona Neven.
Cabe mencionar que Willow se fabricó en las nuevas instalaciones de Google en Santa Bárbara, California, una de las pocas sedes en el mundo construidas desde cero exclusivamente para este propósito.
Lo que sigue después de Willow
Google afirma que el siguiente reto para este chip es demostrar un primer cálculo “útil, más allá de lo clásico”, es decir, que sea relevante para una aplicación en el mundo real, pues hasta ahora no se ha ejecutado más allá de comparaciones con ordenadores clásico y simulaciones científicas.
“Nuestro objetivo”, menciona Neven, “es hacer ambas cosas al mismo tiempo: entrar en el ámbito de los algoritmos que están más allá del alcance de los ordenadores clásicos y que son útiles para problemas comerciales del mundo real”.
Además, el experto anticipó que la IA avanzada también se verá beneficiada por el acceso a la computación cuántica en aspectos como la recopilación de datos de entrenamiento que son inaccesibles para las máquinas clásicas o para optimizar ciertas arquitecturas de aprendizaje.
“Muchas de estas futuras aplicaciones que cambiarán las reglas del juego no serán factibles en computadoras clásicas; están esperando a ser desbloqueadas con la computación cuántica”, concluye.