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Trump quiere un 10% de Intel para ganar la guerra de chips contra China

Trump planea esta estrategia para reducir la dependencia de Asia en la fabricación de chips y rescatar la planta de la empresa en Ohio.
lun 18 agosto 2025 04:40 PM
Trump busca que Estados Unidos tenga el control de Intel y la apuesta empieza con Ohio
Intel recibió 7,900 millones de dólares del Departamento de Comercio y otros 3,000 millones del Pentágono, ambos montos en función de la Ley de Chips y Ciencia de Estados Unidos.

El gobierno de Donald Trump quiere una participación directa en su industria local de semiconductores y por ello considera adquirir el 10% de Intel, una de las empresas más emblemáticas del sector y que atraviesa por un proceso de reestructuración y recuperación de mercado.

Así lo publicó Bloomberg, medio que citó a un funcionario de la Casa Blanca y otras personas familiarizadas con el asunto. Este reporte da continuidad al de la semana pasada, donde se dio a conocer que tanto gobierno como empresa estaban en conversaciones para la posible adquisición.

Como parte de ese reporte, el portavoz de la Casa Blanca, Kush Desai, declaró que “las discusiones sobre acuerdos hipotéticos deben considerarse especulativas hasta que exista un anuncio oficial”. Acerca de este nuevo informe, Expansión consultó a Intel, sin embargo declinó hacer comentarios.

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¿Por qué al gobierno de Trump le interesa Intel?

Desde la administración de Biden, Intel tuvo un lugar especial en las conversaciones con gobierno. De hecho, como parte de ese trato recibió 7,900 millones de dólares del Departamento de Comercio y otros 3,000 millones del Pentágono, ambos montos en función de la Ley de Chips y Ciencia de Estados Unidos.

Ahora, como parte del gobierno trumpista se está considerando que las subvenciones que había recibido a través de la Ley CHIPS se convierta en capital para la construcción de sus fábricas en el país, especialmente la de Ohio, un complejo que se presentó como la mayor instalación de fabricación de chips en el mundo, pero que ha sufrido varios retrasos.

En julio, la empresa anunció una ralentización en la construcción de la planta al tiempo que lucha por estabilizar sus finanzas por medio de despidos masivos y cierres de operaciones en algunas de sus sedes a nivel internacional.

Para Intel, Ohio era la apuesta para competir con los gigantes asiáticos del sector –Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) y Samsung. En el papel, con esta inversión habría dos nuevas plantas de fabricación, las cuales comenzarían a producir este año, pero las previsiones se han retrasado hasta 2030.

A nivel político, la relación entre Intel, Ohio y Trump es importante, pues el actual presidente ganó las tres últimas elecciones presidenciales en ese estado e incluso el actual vicepresidente, JD Vance, fue senador por esa entidad. Por lo tanto, el impulso a este proyecto industrial podría tener relevancia electoral.

Gobierno quiere ‘salvar’ a Intel

De acuerdo con el jefe de investigación tecnológica de la consultora de servicios financieros, D.A. Davidson, Gil Luria, Intel es “escencial para el bien de la seguridad nacional” y que el acuerdo con gobierno es necesario para reducir la dependencia de empresas extranjeras en la fabricación de chips.

“Intel ha tenido muchas oportunidades a lo largo de décadas para acertar, y no lo ha hecho. Por eso, deben intervenir”, dijo Luria. “El gobierno intervendrá y le dará a Intel ventajas injustas, y si lo hace, querrá una parte del negocio”.

Luria también hizo referencia a declaraciones de Altman y Zuckerberg en torno a que la IA será la próxima industria crítica y “no podemos depender de que alguien más fabrique casquillos para nuestro arsenal nuclear”, dijo.

Trump se reunió con el director ejecutivo de Intel, Lip-Bu Tan, el 11 de agosto, y si bien en un inicio su enfoque respecto al ejecutivo era de rechazo –hasta el punto de pedir su renuncia– ahora trabajan juntos y acerca a la empresa a un nuevo acuerdo que replicaría el modelo con el productor de tierras raras, MP Materials.

En ese caso, el gobierno alcanzó un trato con la empresa, el cual incluye participación accionaria, compras garantizadas, préstamos y apoyo financiero mixto con la intención de que la firma tenga mayor credibilidad ante los inversores privados, mientras da acceso para minerales críticos.

Otro caso relevante es el de las ventas de chips de Nvidia y AMD a China, exportaciones que tendrán un impuesto del 15% para operar en ese país, algo que desde la perspectiva de Geoffrey Gertz, investigador principal del Center for a New American Security, representa un enfoque cada vez más activo en la política industrial.

“En los últimos meses hemos visto una política económica mucho más intervencionista”, afirmó Gertz a Bloomberg Television, en referencia al creciente protagonismo estatal en sectores considerados estratégicos, incluido el de los chips, donde Intel tiene complejidades para reactivar su negocio de fabricación.

Estados Unidos no está cerca del modelo chino, pero es un ejemplo

Aunque parezca que el gobierno estadounidense tendrá más impacto e intervención sobre las empresas locales, aún está lejos del modelo chino, donde el Estado tiene control estructural y político en el ecosistema de semiconductores.

Según datos de Boston Consulting Group, el 43% del capital registrado en la industria china de semiconductores, es directa o indirectamente propiedad o está controlado por el gobierno chino, por lo que el Estado tiene una influencia significativa en la dirección de la industria.

De hecho, China creó el China Integrated Circuit Industry Investment Fund, conocido como “Big Fund”, para impulsar su autonomía tecnológica por medio de subsidios, préstamos de bajo interés, exenciones fiscales o acceso a terrenos subvencionados, entre otras medidas.

Actualmente se encuentra en su tercera fase (2024–2039), y hasta el momento tiene un capital registrado de aproximadamente 344 mil millones de yuanes (alrededor de 47,500 millones de dólares), con participación significativa del Ministerio de Finanzas (17%) y del China Development Bank (10.5%).

Como parte de fases anteriores del plan se destinaron 19,000 millones en un momento y 28,000 millones en una segunda etapa, con el objetivo de reforzar la industria nacional. Un ejemplo es SMIC (Semiconductor Manufacturing International Corporation), donde el gobierno chino, a través de fondos estatales, controla más del 50% directa o indirectamente.

Otro caso es la empresa de chips de memoria Yangtze Memory Technologies (YMTC), que se fundó en 2016 con el respaldo estatal a través de una inversión inicial de alrededor de 24,000 millones de dólares para su planta en Wuhan.

Aunque esto ha impulsado la rápida expansión industrial en China, también ha provocado sobrecapacidad, ineficiencias y proyectos fallidos. Hoy en día, el país cuenta con fábricas capaces de producir chips con nodos de 7 nanómetros, así como dispositivos de memoria de primera clase.

No obstante, el medio DigiTimes reportó que también se registraron inversiones fallidas, deficiencias técnicas y planes de negocio insostenibles, lo que ha provocado fábricas vacías en todo el país.

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