“Nos dimos cuenta que después de la etapa reproductiva de la mujer hay un vacío enorme en el cuidado de la salud femenina en México”, explicó en entrevista Camila Caso, cofundadora de Soy ELLA.
En la Ciudad de México, cerca del 18% de las mujeres están actualmente en alguna fase del climaterio, de acuerdo con el Consejo Nacional de Población (Conapo). Para ellas esto significa transformaciones físicas y hormonales que impactan su salud y bienestar.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como un estado completo de bienestar físico, mental y social, no solo la ausencia de enfermedad. Sin embargo, para millones de mujeres, la transición hacia la menopausia está lejos de esta definición.
De acuerdo con una encuesta nacional realizada por Soy ELLA a más de 900 mujeres entre 39 y 60 años, el 96.7% ha experimentado al menos un síntoma relacionado con la menopausia, pero el 77% no tomó acciones preventivas por falta de información, y el 53% dijo no haberse sentido acompañada durante esta etapa.
La tecnología contra la brecha de la salud femenina
Los tratamientos existen, pero desde la visión de Caso lo que hace falta es acceso confiable y acompañamiento cercano que traduzca la evidencia médica en soluciones reales.
“En los años 2000, después de un estudio mal interpretado en Estados Unidos, se dejó de enseñar menopausia en las universidades y se demonizó el uso de hormonas”, detalla Caso. “Eso dejó a una generación entera sin médicos especializados, y muchas mujeres crecieron creyendo que los tratamientos eran peligrosos”.
El estudio al que Caso se refiere es el Women's Health Invite (WHI), el cual reportó preliminarmente una posible correlación entre la terapia hormonal sustitutiva de estrógeno y progesterona y un mayor riesgo de cáncer de mama. Aunque los resultados eran estadísticamente débiles pues el grupo analizado no representaba a la población general -eran mujeres mayores de 60 años, con condiciones de salud preexistentes-, los titulares alarmistas dieron la vuelta al mundo y difusión médica amplificó el miedo, lo que llevó a mayor hermetismo en la enseñanza sobre la menopausia.