Apple y Microsoft, por su parte, se mantienen como gigantes con valor de mercado cercano a los 4 billones de dólares cada una, lo que también demuestra su liderazgo en segmentos que van desde dispositivos de consumo hasta software empresarial y nube.
Alphabet, la empresa matriz de Google, también superó la barrera de los 3 billones de capitalización bursátil, subrayando la fortaleza continua de sus negocios publicitarios y de servicios en la nube.
Los ingresos combinados de estas empresas reflejan su escala global. En 2025, según sus resultados financieros hasta el tercer trimestre del año, Apple registró 291,000 millones de dólares en ingresos; Microsoft 231,700 millones; Alphabet 288,000 millones; Amazon 502,000 millones; y Meta 140,000 millones de dólares, consolidando su dominio en sectores clave de tecnología y servicios digitales.
Este dominio financiero no solo se traduce en cifras de ventas, sino también en influencia sobre los mercados de capitales. La presencia de la Big Tech representa una parte significativa del valor total del índice bursátil S&P 500, con analistas proyectando que estas empresas seguirán liderando las ganancias en 2026 con tasas superiores al resto del mercado.
La inteligencia artificial fue uno de los motores clave detrás de este crecimiento. En 2025, las inversiones combinadas en IA de gigantes como Amazon, Alphabet, Microsoft y Meta se estimaron en más de 364,000 millones de dólares, una cifra que refleja no solo la escalada de gasto, sino la apuesta por consolidar capacidades de aprendizaje automático y soluciones generativas.
Las Big Tech bajo escrutinio
Aun así, esta expansión no está exenta de críticas. Algunos analistas advierten que el ritmo de gasto en IA, especialmente en infraestructura, podría poner presión sobre los márgenes y generar riesgos financieros si los retornos tardan más de lo esperado en materializarse.
La concentración de capital y poder tecnológico en un reducido grupo de empresas plantea preguntas regulatorias y de competencia. En diversos ámbitos, desde la publicidad digital hasta la nube, las Big Tech enfrentan escrutinios sobre su influencia, prácticas de datos y potenciales barreras para nuevos competidores.
Para 2026, el sector espera que el ciclo de inversión en IA no solo continúe, sino que se intensifique. Según proyecciones en infraestructura tecnológica, se calcula que solo en este año los gastos en data centers y capacidades de cómputo para IA podrían superar los niveles alcanzados en 2025.
Por lo tanto, el consenso de muchos estrategas financieros es que las grandes tecnológicas seguirán dominando la economía digital en 2026, con expectativas de crecimiento de beneficios muy por encima de la media de otras industrias y una influencia que se extiende a prácticamente todos los sectores productivos del mundo.
Lo que 2025 dejó en claro es que las Big Tech no solo son más grandes que nunca en cifras absolutas. sino que su integración de la IA en productos, servicios y operaciones internas define el ritmo y la dirección de la economía digital global.