¿Los videojuegos incitan a la violencia?
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo el jueves 22 de febrero, durante una reunión sobre seguridad escolar que se llevó a cabo en la Casa Blanca, que el país tiene que involucrarse en lo que los jóvenes ven.
"Cada vez escucho a más personas decir que el nivel de violencia de los videojuegos está moldeando los pensamientos de los jóvenes", dijo. "Si das un paso más allá, también están las películas. Estas películas son muy violentas y pese a ello, un niño puede verla si no contiene sexo". Pero sí contienen asesinatos, dijo.
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Chris Grady, sobreviviente del tiroteo del 14 de febrero en la preparatoria Stoneman Douglas en Florida, restó importancia a los comentarios. "Yo crecí jugando videojuegos, juegos de disparos en primera persona, y nunca jamás pensaría en quitarle la vida a alguno de mis compañeros".
En Múnich, Alemania, un pistolero de 18 años , que mató a nueve personas en julio de 2016, era aficionado a los videojuegos de disparos en primera persona, según los informes. Este detalle provocó que a muchas personas les preocupara que los videojuegos afectaran negativamente a sus hijos.
¿Cuál es la verdad?
Tanto la Asociación de Psicología de Estados Unidos como la Academia Estadounidense de Pediatría asumieron una postura firme en contra de que los niños y los adolescentes jueguen videojuegos violentos.
La asociación de psicólogos reportó que más del 90% de los niños de Estados Unidos juega videojuegos. En el caso de los niños de entre 12 y 17 años, la cifra aumenta al 97%. Lo más importante es que el 85% o más de los videojuegos en el mercado contienen violencia en alguna forma. Al parecer, los títulos lo dicen todo: Cacería humana, Equipo de guerra, Combate mortal. Sin embargo, los jugadores tienen que ir a la batalla hasta en el aparentemente benigno Pokémon Go.
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La Asociación de Psicología de Estados Unidos señaló en agosto de 2015, en un comunicado sobre políticas , que las investigaciones han demostrado la relación "entre el uso de videojuegos violentos y el incremento en la conducta agresiva y el decremento de la conducta prosocial, la empatía y el compromiso moral".
En sus primeras pautas sobre violencia en los medios , publicadas en julio de 2016, la Academia Estadounidense de Pediatría advirtió que los contenidos violentos eran mal ejemplo para los niños. La academia señaló que los videojuegos "no deberían recurrir a blancos humanos o vivientes ni dar puntos por matar porque esto enseña a los niños a relacionar el placer y el éxito con su capacidad de causar dolor y sufrimiento a los demás".
En general, en su resumen de resultados de más de 400 estudios, la academia reveló una relación "significativa" entre la exposición a los contenidos violentos (en general) y la conducta agresiva, los pensamientos agresivos y los sentimientos de ira. Estos argumentos claros y directos llamaron la atención de muchos padres de familia. Sin embargo, probablemente no representan las posturas de todo el mundo. Algunos sociólogos han presentado resultados más inesperados.
Whitney DeCamp, profesor asociado de Sociología en la Universidad del Oeste de Michigan, Estados Unidos, explicó que las pruebas no indican que haya relación alguna entre jugar videojuegos y la conducta violenta o que la relación entre ambos es "insignificante".
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Dijo que, desde luego, algunos estudios han revelado la relación entre los niños que juegan videojuegos violentos y la conducta violenta. Pero el problema es "estudiar ambas cosas en un vacío": los niños a los que les gusta jugar videojuegos violentos podrían tener una predisposición a la agresión, señaló. Dijo que la verdadera cuestión es si jugar videojuegos provoca que una persona actúe violentamente.
En su propio estudio , examinó la cuestión con datos de la Encuesta Escolar de Delaware 2008, que contiene respuestas de 6,567 niños de alrededor de 14 años. Entre otras cosas, les preguntaron a los niños si habían jugado videojuegos violentos a lo largo del año anterior. DeCamp eliminó la propensión a jugar videojuegos violentos (debida a una atracción natural a la violencia), así como otros factores como el sexo de los participantes y las relaciones familiares. Descubrió que sin importar lo sangrientos que fueran, jugar videojuegos no predice la conducta violenta.
Christopher Ferguson, profesor asociado y copresidente del Departamento de Psicología de la Universidad de Stetson, Estados Unidos, respalda esta noción. De hecho, incluso propone que los videojuegos violentos pueden servir para reducir la violencia social, no para incrementarla.
"Básicamente, al mantener a los varones jóvenes ocupados con cosas que les gustan [como hacer deporte, coleccionar estampas o jugar videojuegos de disparos en primera persona], los mantienes lejos de las calles y de los problemas", dijo. Agregó que en estudios más recientes "con métodos mejores" no se ha logrado encontrar muchas pruebas de la relación entre los juegos violentos y los actos agresivos por menores que sean, mucho menos de la relación con la violencia.
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Un estudio económico que se publicó en febrero de 2016 aporta pruebas convincentes. Se analizaron los delitos violentos cometidos una semana después de la salida a la venta de videojuegos populares. Al revisar tanto las ventas como las tasas de delitos, los autores descubrieron que la violencia social en general se redujo en las semanas que siguieron al estreno de un videojuego popular.
Los autores reconocen que obviamente, con esto no se descartan los efectos a largo plazo. Pese a ello, defienden los juegos que ofrecen "catarsis" que les permiten a los jugadores desahogar su agresión con seguridad.
Pese a que el debate continúa, Ferguson cree que la relación entre los videojuegos y la violencia pierde terreno. Estos días, la gente es más escéptica, dijo. Un grupo de estudiosos le pidió a la Asociación de Psicología de Estados Unidos que retire sus "declaraciones anacrónicas y problemáticas sobre la violencia en los videojuegos".
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Respecto al pistolero adolescente de Múnich, DeCamp dijo que "tenemos que tener mucho cuidado antes de echarle la culpa a una cosa en particular". Por otro lado, Ferguson señaló que "casi todos los varones jóvenes juegan videojuegos violentos" y que la mayoría no comete delitos.
Tanto la asociación de psicología como la Academia Estadounidense de Pediatría recomiendan a los padres de familia que se interesen activamente y que vigilen qué juegos juegan sus hijos. Este consejo tan sencillo —no una prohibición total— podría ser la mejor solución.