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Cayo Largo del Sur, ¿las mejores playas de Cuba?

Cuando Cristóbal Colón desembarcó aquí en 1492, se cuenta que dijo que la isla era "la tierra más hermosa que los ojos humanos hayan visto jamás".
sáb 26 mayo 2018 07:03 AM
Cuba
Belleza natural Un criadero de tortugas marinas es una de las pocas atracciones más allá de la playa en Cayo Largo. (Foto: Patrick Oppmann/CNN)

Con 5,745 kilómetros de costa, no sorprende que Cuba posea una gran cantidad de playas de arena blanca y aguas azules.

Cuando Cristóbal Colón desembarcó aquí en 1492, se cuenta que dijo que la isla era "la tierra más hermosa que los ojos humanos hayan visto jamás".

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Desde entonces, el reconocimiento de la belleza natural de Cuba, la isla más grande del Caribe, solo ha crecido.

Hasta los años 50, Cuba era el destino favorito de los estadounidenses que buscaban tumbarse en una playa soleada y arenosa. Cuando Fidel Castro tomó el control de la isla en 1959 y poco después rompió relaciones con el gobierno de Estados Unidos, la industria turística cubana colapsó casi de la noche a la mañana.

La revolución de Castro nacionalizó todos los hoteles, y un embargo económico estadounidense impidió que los estadounidenses visitaran Cuba. De repente, gracias a la Guerra Fría, un destino de fin de semana de fácil acceso quedó vetado.

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Cayo Largo del Sur
Una pequeña isla frente a la costa sur de Cuba, Cayo Largo del Sur cuenta con algunas de las mejores playas del país, incluida Playa Paraíso.

Las decenas de miles de cubanos que huyeron a Estados Unidos trajeron consigo una abrumadora nostalgia por una patria que habían dejado atrás para siempre.

Cuando viví en Miami durante gran parte de la década de 2000, los exiliados cubanos describían las finas arenas blancas de Varadero como si acabaran de llegar de un día en la playa y no refirieran un lugar que no habían visto en más de medio siglo.

Luego me mudé a Cuba en 2012 y descubrí que, al estilo típico cubano, casi todos discrepaban sobre qué playas eran las mejores de la isla.

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Muchos me juraron que Cayo Largo del Sur, una isla frente a la costa sur, tenía las playas más increíbles del país.

Y aunque he viajado por toda la isla innumerables veces en los últimos seis años, nunca había visitado Cayo Largo.

De camino al paraíso

A las 5 en punto de la mañana estaba listo en el pequeño aeropuerto de la ciudad de Baracoa, en las afueras de La Habana, para tomar el único vuelo diario a Cayo Largo.

El aeropuerto está al lado de una base militar, y cometí el error de tomar una entrada equivocada en la oscuridad de la madrugada. Unos soldados rodearon mi auto y cortésmente me explicaron que necesitaba conducir un poco más adelante en la carretera.

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Un grupo de pasajeros aguardaba en la terminal para abordar el viejo avión Aerogaviota cuando el agente de la puerta nos informó que primero haríamos una parada en Cayo Santa María, a una hora de vuelo en la dirección opuesta.

Cuando algunos pasajeros italianos comenzaron a protestar por el desvío, el sonriente agente los interrumpió. "¡No se preocupen! ¡Es un hermoso vuelo!"

Hace ya largo tiempo que aprendí que las cosas rara vez salen como deberían en Cuba, pero si eres paciente y te relajas, todo funciona.

Playa Paraíso
La prístina Playa Paraíso hace honor a su nombre; es un pedazo de paraíso tranquilo.

Aproximadamente una hora después de la parada no programada en Cayo Santa María, estábamos en nuestro destino: Cayo Largo.

La isla se encuentra al sur de Bahía de Cochinos, el sitio de la desastrosa invasión de Cuba respaldada por la CIA en 1961. Hoy, gracias a los prístinos arrecifes de coral de la zona, Cayo Largo es uno de los mejores lugares de buceo en la isla.

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Un local de buceo organiza excursiones diarias para explorar arrecifes y cuevas. Las aguas transparentes rebosan vida marina, desde peces tropicales a tortugas marinas e incluso pequeños tiburones.

Se cree que Cristóbal Colón visitó Cayo Largo en su segundo viaje al Nuevo Mundo y que la isla deshabitada fue más tarde guarida de piratas.

En la década de 1990, tras el colapso de su principal aliado, la Unión Soviética, Cuba se abrió de nuevo al turismo.

Con el tiempo, los hoteles todo incluido comenzaron a aparecer en Cayo Largo para aprovechar las inmaculadas playas de la isla.

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Aterrizamos en el pequeño aeropuerto y un grupo de salsa tocaba mientras esperábamos unos 40 minutos por el equipaje.

Había vuelos directos desde Montreal, Toronto, Milán y Roma, pero debido a las relaciones todavía tensas, ninguno proveniente de Estados Unidos.

Durante su segundo mandato, el entonces presidente Barack Obama relajó las restricciones de viajes a Cuba y permitió a las aerolíneas estadounidenses reanudar vuelos directos a destinos en toda Cuba por primera vez en 50 años.

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El inconveniente era que los visitantes estadounidenses no debían participar en actividades turísticas como ir a la playa.

Con todo, a pesar del hecho de que no hay nada que hacer en Cayo Largo aparte del turismo, algunas aerolíneas estadounidenses habían estado explorando el servicio a la isla cuando Donald Trump fue elegido presidente.

Litoral con poca gente
Cayo Largo o "Long Cay" tiene 16 millas de largo y casi dos millas de ancho. Gran parte de la isla está bordeada de playas de arena.

Trump prometió "destruir" el acuerdo de Obama con Cuba y aplicar nuevas sanciones más severas contra el gobierno comunista.

Hasta la fecha, los cambios de Trump han endurecido las categorías de viajes permitidas para los estadounidenses y han prohibido ciertas cadenas hoteleras e instalaciones turísticas vinculadas con el ejército cubano, pero no han reducido radicalmente la política de Obama sobre Cuba.

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Aún así, el efecto se sintió en toda Cuba. "Trump arruinó todo", me dice Manuel, uno de los pocos taxistas que hay en Cayo Largo. "Estaban viniendo más estadounidenses, pero casi todos se han ido".

Además de los taxis, la única forma de moverse por la isla son los vehículos todoterreno, las motocicletas y algunos autos en alquiler. Yo había reservado un auto con semanas de anticipación, pero la agencia de alquiler me comunicó que se había descompuesto y no había manera de reemplazarlo.

Tranquilo y sin desarrollar

Mientras circulábamos por la isla, Cayo Largo da la impresión de no pertenecer al resto de Cuba. Es el primer lugar que he visto en Cuba que no tiene una gran valla celebrando la revolución cubana o las hazañas del Che Guevara.

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Hay playas por donde quiera que mires. En las áreas frente a los hoteles hay mucha gente tomando el sol, pero si caminas unos minutos tienes la playa entera para ti.

Cayo Largo tiene unos 25 kilómetros de largo y unos 3 kilómetros de ancho. La mayor parte de la costa son playas vírgenes.

Tranquilidad
Incluso en temporada alta, Playa Paraíso en Cayo Largo del Sur está casi desierta.

Además de los hoteles, hay un puerto deportivo donde los turistas pueden navegar las aguas cercanas en catamaranes, un local de buceo para explorar el espectacular paisaje submarino, un criadero de tortugas marinas, una playa nudista y kilómetros y kilómetros de costa perfecta como una postal.

La comida en Cayo Largo es como en la mayoría de los resorts cubanos, bastante mala. Los únicos lugares donde suelo comer en Cuba son los restaurantes privados llamados “paladares”, una de las pocas formas permitidas de capitalismo. Pero aquí no hay ninguno, solo restaurantes y bufés de hotel.

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El taxista Manuel me lleva al otro extremo de la isla, a Playa Paraíso, considerada por muchos como el mejor tramo de arena y mar de Cayo Largo.

"Honestamente, nunca me canso de esto", dice Manuel mientras nos acercamos a la playa.

Aparte de una pequeña palapa de comida, no hay otro desarrollo o estructuras alrededor. La arena es blanca y tan fina como cualquiera que haya visto en Cuba.

A pesar de que había oleaje, Playa Paraíso formaba una pequeña cala que me permitió nadar en sus aguas azules.

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Era temporada alta, pero la mayoría de las tumbonas de playa estaban vacías. Cuando volví la tarde siguiente a Playa Paraíso, era la única persona allí mirando el atardecer.

Tardé mucho tiempo en decidirme a visitar esta hermosa extensión de arena cubana, pero la espera valió la pena.

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