Los expertos en salud quieren que comas más insectos
(CNN) — Suflé de saltamontes. Trufas de gorgojos con chocolate. Lasaña de oruga.
¿Se te hizo agua la boca? Si es todo un logro adaptar los paladares occidentales a los insectos comestibles, tal vez sea hora de probar los viejos trucos de la publicidad, según una nueva investigación.
Promover los insectos como algo delicioso —o incluso como un manjar de lujo— podría servir para cambiar tanto las actitudes como los menús, según un estudio que se publicó el martes 2 de octubre en la gaceta Frontiers in Nutrition .
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"Muchas personas creen que los insectos tienen un sabor parecido al de las nueces (aunque no necesariamente la misma textura)", escribió en un correo electrónico Sebastian Berger, director del estudio y profesor asistente de Organización en la Universidad de Berna, Suiza.
¿Qué 'funciona mejor'?
Las langostas no son nada bonitas. El langostino promedio nunca ganaría un concurso de belleza. Pero si sumerges estas feas creaturas en mantequilla tibia, se vuelven instantáneamente placenteras para muchos paladares. Entonces, ¿por qué nos da asco pensar en comer insectos?
Parece que solo a los occidentales les causa repulsión ver antenas en su plato. "La mayoría de los humanos come insectos (o proviene de una cultura en la que es normal comer insectos)", escribió Berger, aunque reconoció que en el mundo Occidental "es muy poco común".
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La entomofagia —la palabra científica que describe el consumo de insectos— se practica comúnmente en al menos 113 países, según un estudio reciente . Además, como hay más de 2,000 especies comestibles documentadas, los insectos se ganaron la aprobación de Naciones Unidas , que los recomienda como una posible solución a la escasez mundial de alimentos. También son amigables con el medioambiente, dijo Berger, quien agregó que los insectos comestibles pueden producirse con una fracción de las emisiones de gases de la producción ganadera. En estudios nutricionales se ha demostrad o que los insectos son una buena fuente de proteína por peso, aunque el contenido de grasas y de vitaminas varía según la especie.
Todo esto está muy bien, pero ¿los insectos comestibles lograrán llegar a las mesas de los occidentales?
Berger y sus colegas reclutaron a 180 voluntarios alemanes en las calles de Colonia para entender mejor cómo persuadirlos de al menos probar los insectos comestibles. Algunos de los participantes vieron anuncios de una empresa de alimentos basados en insectos en los que se destacaron los beneficios de sus productos para el medioambiente o la salud, mientras que otros vieron anuncios en los que se subrayó el buen sabor de los postres hechos con insectos. Luego, los voluntarios llenaron un cuestionario sobre por qué querrían probar (o no) una trufa de gorgojos con chocolate y qué esperarían de ella. Quienes optaron por atreverse, probaron una trufa y calificaron su sabor.
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Los participantes que vieron los comerciales sobre el sabor calificaron mejor el sabor de la trufa, pero solo "marginalmente". Se dice que los insectos tienen un sabor muy suave y que depende del método de preparación; en este caso, predomina el chocolate.
En general, los anuncios en los que se promovieron los beneficios para el medioambiente y la salud tuvieron un impacto menos favorable que aquellos en los que se promovía su sabor para convencer a los participantes a probar la trufa.
La aversión de la gente a los insectos comestibles es mayormente emocional, así que apelar a la razón y a cuestiones de largo plazo, como los beneficios para la salud y el medioambiente, es difícilmente convincente, dijo Berger, quien explicó la psicología que subyace a los hallazgos del estudio. Convencer a la gente con objetivos inmediatos, como el buen sabor, "funciona mejor", concluyó.
'Demasiado desagradable'
Darja Dobermann, investigadora de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) y de Rothamsted Research, apuntó en un correo electrónico que la psicología del consumo de cualquier alimento "es mucho más compleja de lo que creemos".
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Dobermann, quien no estuvo involucrada en el estudio, señaló que no es psicóloga del consumo, pero que "en todo el mundo", los investigadores —incluido Jonas House, de Wageningen University & Research en Holanda — están "buscando cómo incorporar insectos más fácilmente en la dieta".
En las culturas en las que los insectos comestibles son comunes, señaló, "los insectos se fríen, hierven, se rostizan y se usan en guisos como lo harías con cualquiera otra fuente de proteína de origen animal".
"Me he dedicado a la otra parte de los insectos como alimento para humanos y animales, al lado de la producción y la nutrición", explicó. "Principalmente, hemos examinado enfoques para la producción sostenible de insectos y si es realmente factible".
Tras haber trabajado con colaboradores de países en los que los insectos son parte establecida de la dieta, el motor de su investigación ha sido el deseo de conocer "el beneficio nutricional y la seguridad de su consumo" tanto como "cualquier persona quiere saber sobre cualquier alimento que forme parte de su dieta".
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Cuando se trata de lograr que los occidentales adopten el consumo de insectos, Berger recordó la historia de la langosta , que hasta finales del siglo XIX tenía una mala reputación como alimento y por eso se le daba a los esclavos, a los sirvientes y a los prisioneros en los pueblos de Nueva Inglaterra en Estados Unidos, en donde abundaban y eran muy baratas. Berger explicó que en algunos pueblos se promulgaron leyes que impedían que se les dieran langostas con demasiada frecuencia a los prisioneros: "Se consideraba demasiado desagradable darles más. Ahora, la langosta es un platillo de lujo".
De igual forma, la reputación de los insectos podría cambiar enormemente, de acuerdo con Berger. "De hecho, Christian Bärtsch (coautor de nuestro estudio) escribió un libro de cocina en el que unos chefs suizos con estrellas Michelin crean platillos con insectos que 'maravillan' a los clientes".
Hablando de cosas más humildes, productos como la harina de chapulín —que es rica en proteínas y más saludable que las harinas tradicionales— se puede usar fácilmente para preparar croquetas u otros platillos similares con harina.
"En Suiza se legalizaron los insectos comestibles en mayo de 2017 y en el resto de la Unión Europea en enero de 2018", dijo Berger. "Las cosas podrían cambiar".