El otro objetivo implica la colaboración con expertos de células madre para cultivar células germinales, como espermatozoides u óvulos, derivados de células de la piel u otras muestras de tejido.
Este procedimiento es una intervención que de momento no es más que una posibilidad futura y todavía necesita de más investigación, aunque "no debería convertirse en un estándar", explicó Seet.
"Los enfoques convencionales para establecer una población del rinoceronte blanco del norte autosuficiente no han tenido éxito en las últimas dos décadas y, desde 2000, no ha nacido ninguno nuevo", dice por correo Jan Kirsten, responsable global de fertilidad de la farmacéutica alemana Merck y colaborador en el proyecto en las Tecnologías de Reproducción Asistida (ART).
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Con la transferencia exitosa de un embrión al útero entre rinocerontes blancos del sur, el equipo de expertos de Alemania, Italia, República Checa, Japón y los Estados Unidos, alcanzó "un hito importante" a fines de mayo y según Kirsten, una prueba "crucial para confirmar la viabilidad de la futura transferencia planificada".
Se trata de probar el método entre ejemplares del sur para comprobar que podría funcionar en el futuro con los del norte.
Seet aludió también a un estudio hecho con ratones en Japón en el que se logró transformar células de la piel en óvulos y posteriormente realizar una fertilización artificial; la intención sería la de intentar más adelante replicarlo para evitar la extinción de los rinocerontes blancos del norte, un propósito que aún se plantea como un auténtico reto científico.