En México, durante los últimos 10 años se han registrado unas 200 denuncias por robo a arte sacro, sin embargo, ésta cifra dista mucho de la cantidad real, pues este delito es reportado o clasificado por las autoridades en "campos incorrectos", asegura Martínez Burgos.
Esta práctica ilegal inició en la década de 1990 para financiar al narcotráfico, y hasta el presente las denuncias por venta de arte sacro son mínimas, “no hay datos reales”, lamentó el también perito de monumentos históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
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“Es una cadena de eventos que se vinculan con una industria que deja grandes ganancias al crimen organizado, mientras que las comunidades pierden piezas con un importante valor cultural, artístico y religioso”.
La compra-venta ocurre en un círculo muy específico, principalmente galerías para la sobreventa y coleccionistas que se asocian a particulares y museos.
“Algunos museos propician el tráfico cuando pretenden formar o incrementar sus colecciones sin importar de qué manera”, explicó Martínez Burgos.