OPINIÓN. Política exterior: ¿Podría Trump destruir el mundo?

Nota del editor: Tom Rogan es columnista de política exterior para National Review, columnista de política interna de Opportunity Lives, un ex miembro del jurado en The McLaughlin Group y un alto investigador del Steamboat Institute. Síguelo en Twitter en @TomRtweets . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(CNN) – La otra noche, los republicanos de todo Estados Unidos celebraron una importante victoria electoral: una victoria no solo en el Senado, sino también en la Cámara de Representantes, al asegurar dos años más de control del Congreso para el Partido Republicano.

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Algunos republicanos también celebraron una segunda victoria electoral: la elección de Donald Trump a la Casa Blanca. Al conseguir los bastiones tradicionales del partido demócrata de Pennsylvania y Wisconsin, Trump ganó la noche.

Por supuesto, otros republicanos —además de muchos demócratas e independientes— están angustiados, debido a que temen que el temperamento del presidente electo Trump y sus puntos de vista sobre políticas resulten completamente peligrosos cuando se le dé rienda suelta. Esta preocupación es más pronunciada en lo que respecta a la política exterior, y por tanto, a la guerra y la paz.

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Estos estadounidenses preocupados no están solos. Hoy en día, en todo el mundo, miles de millones de personas están preocupadas por lo que significará una presidencia de Trump. Mis amigos internacionales han estado llamando, enviando mensajes de texto, enviando mensajes por correo electrónico y utilizando todos los medios disponibles de comunicación en redes sociales. Tienen dos preguntas. ¿Es esto un sueño? ¿Y Trump —metafóricamente o literalmente— hará explotar el mundo?

No, no es un sueño. La secretaria Clinton perdió ( aquí está el porqué ). Pero tampoco es esto el principio del fin del mundo. Hay buenas razones para creer que la política exterior de Trump será mucho más estable de lo que se supone.

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Primero, las prioridades de Trump han cambiado. Hasta ahora, su ignorancia comparativa de los asuntos internacionales ha sido reflexiva y fácil. Ha estado compitiendo para ser presidente y ha tenido poca motivación política para documentarse. A muchos de sus seguidores no les importaba su conocimiento global.

Pero ahora esa dinámica ha cambiado. Trump sabe que el peso del mundo libre pronto descansará sobre sus hombros. Y sabe que si falla en el cargo quedará manchado para siempre en los libros de historia. En este sentido, la obsesión por sí mismo de Trump es de hecho positiva. Tanto para sí mismo como para el mundo, tiene buenas razones para estar bien informado rápidamente. Y a medida que se informe, anhelará la estabilidad.

Porque hay un segundo tema en juego aquí.

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Después de todo, Trump está a punto de recibir una visita guiada con linterna a través de las sombras de la política exterior; es decir, informes de inteligencia altamente sensibles. Aunque Trump recibió un informe por parte de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos al convertirse en el candidato republicano, solo ahora es cuando recibirá los informes verdaderamente a profundidad. Al igual que el presidente George W. Bush hizo con el senador Barack Obama, el presidente Obama se asegurará de que Trump esté completamente actualizado antes de entrar en la Oficina Oval.

Eso significa que el presidente electo será beneficiado con sesiones informativas similares a las que recibe el presidente. Y Trump está a punto de quedar sorprendido. Es posible que sea informado de los programas secretos de acción encubierta, y de las fuentes y métodos por medio de los cuales el gobierno de Estados Unidos obtiene su inteligencia.

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Sin embargo, lo que es más importante es que Trump está a punto de descubrir la verdadera y oscura naturaleza de adversarios estadounidenses como Irán, ISIS, China y Rusia.

Sobre Rusia, en particular, es probable que Trump salga de esas sesiones con una mirada más escéptica hacia los comentarios amables de Putin. Los rusos quieren engañar a Trump. Y Trump se va a dar cuenta. Podemos esperar palabras más duras de Trump hacia Rusia y Siria en los próximos días.

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Además, sobre el acuerdo nuclear con Irán (que Trump ha dicho que va a deshacer), podemos esperar un régimen de aplicación de la ley más severo, en lugar de una acción militar. El propósito de Hacer a América Grande De Nuevo sería perjudicado por una guerra a nivel teatral. Si Trump puede restringir la investigación iraní de misiles balísticos, tendrá todas las razones para decir que ha cambiado el acuerdo para mejorar y que tiene la intención de apegarse a él.

Pero eso no es todo. También es probable que Trump conozca acerca de los oficiales y agentes que toman grandes riesgos para reunir inteligencia para Estados Unidos.

nullEn su libro, Getting to Know the President, John Helgerson señala que el entonces director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), George H. W. Bush, presentó al presidente electo Jimmy Carter y al vicepresidente electo Walter Mondale “muestras de informes de fuentes sensibles, subrayando que las vidas de los activos de la CIA estaban literalmente en juego”. Esto es importante. Trump se enterará de que su cargo tiene una inmensa consecuencia, y que aquellos de quienes antes se burló —la comunidad de inteligencia y el ejército de Estados Unidos— sirven bien a la nación. Cuando el presidente electo Obama salió de su primera sesión informativa tenía un rostro inexpresivo.

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Finalmente, está el sistema de gobierno de Estados Unidos. Funcionalmente, Trump no podría convertirse en un dictador. Tampoco puede, como el psicópata general Jack D. Ripper en Dr. Strangelove, hacer explotar el mundo.

Bajo el código uniforme de la justicia militar y la constitución de los Estados Unidos, el personal militar estadounidense debe seguir solo órdenes lícitas. Los procesos constitucionales que implican al poder presidencial se conceden a la discrecionalidad ejecutiva y a la Oficina del Presidente, pero son moderados por la ley. Aquellos que rodean al presidente no permanecerían ociosos si Trump persiguiera un acto de locura.

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Seamos específicos aquí. Algunos temen que Trump pueda provocar una guerra nuclear. Pero a menos que existiera una amenaza existencial para la nación, no podría hacerlo. Esto se debe a que la autoridad de comando nacional de Estados Unidos está definida por controles y equilibrios de múltiples capas y a la regla de dos personas. En el peor de los casos, si Trump perdiera la cabeza, el gabinete emplearía la enmienda 25 y lo retiraría de su cargo.

Sin duda, la política exterior de Trump probablemente será muy impredecible. Como he señalado durante la campaña, algunas de sus propuestas eran singularmente absurdas. Sin embargo, ese era el candidato Trump.

El hoy presidente electo Trump tiene objetivos muy diferentes. Y hay señales de optimismo. Los reportes de noticias sugieren que el presidente de RNC, Reince Priebus, está bajo consideración para convertirse en el jefe de gabinete de Trump. Priebus es un hombre racional, muy respetado en todo el partido y en Washington. Es una buena señal el que Trump aparentemente lo quiera como su mano derecha.

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Es verdad, aunque las audiencias internacionales normalmente ven la toma de posesión de un presidente de Estados Unidos como un espectáculo emocionante, para muchos actualmente el 20 de enero de 2017 parece más como un espectro. Pero cuando llegue ese día, observa el discurso del presidente Trump. Es probable que te sorprendas gratamente.

O por lo menos, que exhales un suspiro de alivio.

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