OPINIÓN: Eficiencia, el arma para la transformación digital
Nota del editor: José Ignacio Núñez es director de la Práctica de Banca en everis México. Ingeniero en Informática de Gestión por la University of Southern Mississippi y la Universidad Autónoma de Madrid, con especialidad en grandes sistemas, a lo largo de su trayectoria profesional de más de 15 años, se ha especializado en la implantación de soluciones bancarias relacionadas con Core Banking. Las opiniones expresadas en la columna son exclusivas de su autor.
(Expansión) — Nadie duda que la transformación digital en el mundo de la banca es un hecho. Todas las entidades ya están enfocadas en convertir los servicios de la banca tradicional, en experiencias digitales para los clientes, o al menos ese es el objetivo.
Reconocimiento facial, robótica ágil, automatización, omnicanalidad, bigdata, analitycs, cada día vemos estos conceptos más normales e integrados en nuestro vocabulario del día a día dentro de la consultoría de TI, pero como consecuencia de esto, los CIOs, CFOs y COOs de los bancos se enfrentan a un gran desafío: ¿cómo y quién va a pagar esta transformación digital?
Durante los últimos años los bancos han abordado grandes programas de transformación que han durado años y que han significado desembolsar inmensos costos de TI, y ahora, convertirse en Digital Banking exige nuevamente afrontar estas grandes facturas que afectarán gravemente a las cuentas de resultados, incluso ponen en riesgo su puesta en marcha.
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Los bancos que quieran reducir el impacto de estos tipos de proyectos, tendrán que tomar medidas que van desde las más simples, orientadas exclusivamente al ahorro de costes, a ejercicios realmente de mejora operacional para conseguir una mayor eficiencia en toda la entidad, ofreciendo ahorros que permitan financiar gran parte de los programas de transformación digital del banco.
Esto, además, no podrá ser un estudio puntual, sino que deberá asentarse como un frente más en el que trabajar de forma constante, implementando equipos de trabajo orientados exclusivamente a conseguir una Eficiencia Continua y Sustentable.
Conseguir un buen ratio de eficiencia operacional (índice que relaciona los ingresos de una entidad con los costes de explotación) es por tanto, no solo un indicador más que las entidades deben presentar sino un requisito necesario para poder dar cuenta de la transformación del banco.
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Además del innegable beneficio que trae el concepto "eficientar para transformar", encontramos que este punto afecta a la imagen que las entidades ofrecen al público en general (cada vez más sensibilizado con el ahorro de costes) y tiene un impacto directo en las experiencias de los clientes y en lo que se traslada como “imagen de banco”, y esto cada vez es más importante en la lucha de captar y fidelizar clientes. Al fin y al cabo, todos queremos trabajar con un banco que sabemos que ofrece procesos ágiles, rápidos, y sobre todo más baratos.
Si miramos hacia Europa, podemos ver también que históricamente aquellas entidades más débiles en sus ratios de eficiencia operacional han tenido posiciones más difíciles en las grandes luchas de fusiones y adquisiciones, algo que no deja indiferentes a los grandes directivos de la banca: este ratio nos habla de la salud de la entidad.
Con todo esto, reducir los costes y mejorar de forma sostenible procesos y operaciones en las entidades no será tarea fácil, y hacerlo de forma constante y sin interferir en las transformaciones digitales lo convierte en un pilar de trabajo fundamental para la banca del futuro.
No hablamos de una idea, se trata de una tendencia que comprobamos que muchos bancos están ya poniendo en práctica mediante la implantación de oficinas de optimización y células de eficiencia, cambiando los tradicionales métodos de trabajo a sistemas bimodales, apostando por la externalización de servicios de valor y alineándose con socios tecnológicos que ayuden en esta tarea con un objetivo común.
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La factura a pagar por el Digital Banking no es pequeña, está claro, y cualquier ayuda será bienvenida, pero en esta ocasión el problema y la solución están en el mismo lugar: dentro de las propias entidades.
El desafío al que se enfrenta la banca no solo es ofrecer una visión digital a los clientes, con productos y servicios diferenciales, esto es básico y requisito necesario, también deberá entender que bajo este concepto debe existir un modelo operativo nuevo, un concepto de cómo trabaja internamente un banco digital, buscando la eficiencia en cada paso que se da para poder pagar esta fiesta y que sea una realidad.
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