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Diamantes certificados: testimonios de ética y amor

Estas piezas son certeza —y visibilidad— de inversión, ampliamente valoradas en un entorno de volátiles rendimientos financieros.
lun 02 marzo 2020 11:48 AM
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Al cortar diamantes en bruto Tiffany & Co garantiza sus estándares de calidad y al mismo tiempo asegura los orígenes éticos y la cadena de custodia de cada una de sus piezas.

Un diamante es un símbolo de amor y compromiso a partida doble. Generalmente empieza como un pacto para comenzar una historia conjunta, pero después, por su alto valor como pieza y material irrepetible, se convierte en un fuerte eslabón de las inversiones familiares.

Sus cualidades estéticas se traducen en un auténtico valor de mercado. Corte, claridad, color y quilataje hacen irresistible al objeto que lo incluye, pero también lo vuelve una apetitosa inversión, pues no solamente conserva su valor a lo largo del tiempo —los diamantes son inversiones de alta durabilidad, especialmente cuando ha sido tratado por una firma reconocida globalmente, como es el caso de Tiffany & Co— sino que muchas veces representa una rentabilidad mayor que algunos fondos de inversión de alto riesgo.

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Desde el siglo XVI, en Europa, los diamantes se instituyeron como un refugio de inversión. Y es que a las cualidades ya mencionadas se añadió otra: la portabilidad. Los emigrantes podían llevarlos consigo entre países y valdrían lo mismo —o más— adonde quiera que fueran.

Esta es una verdad que se cumple hasta nuestros días.

Certificación y transparencia

El mercado de los diamantes es vasto en todo el mundo. Para que la compra de uno de estos ejemplares sea una auténtica inversión es preciso hacerlo de la mano de los conocedores, es decir, de quienes ofrecerán el mejor corte y montura para la pieza y que podrá respaldarla con su prestigio.

Esto es Tiffany & Co, una firma que desde 1837 se ha manejado como una autoridad en el tema. Los certificados de autenticidad de sus piezas son el complemento perfecto al adquirir una joya patrimonial.

Pero, una vez más, esta firma se adelanta al mercado. Hoy ya ofrece, además, información de origen de los diamantes: con ello busca dar a su cadena de suministro la transparencia de una gema, pero también asegurar a sus compradores que trabaja bajo estándares de responsabilidad social.

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Información de Tiffany & Co señala que, aproximadamente 80 o 90% de sus diamantes (por volumen) se obtiene mediante sus operaciones en Bélgica, Botsuana, Mauricio, Vietnam y Camboya, donde los artesanos planean, sierran, cortan y pulen los diamantes en bruto provenientes de minas conocidas y gestionadas de manera responsable, ubicadas mayoritariamente en Botsuana, Canadá, Namibia, Rusia y Sudáfrica. El 10 o 20% restante, son proveedores de confianza.

Esto es importante, pues esta casa es única entre los joyeros de lujo internacionales, ya que es propietaria y opera sus propios talleres de pulido alrededor el mundo, en donde trabajan 1,500 artesanos.

Es decir, al factor de calidad de sus joyas hay que añadir que se ha encargado de que cada pieza que las integran haya sido elaborada bajo estándares éticos y de beneficio social, elementos que cada vez son más valorados entre las nuevas generaciones de inversionistas. Es otra forma de garantizar su valor de mercado en los años por venir.

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