La empresa que cambió la corbata por el pijama
Ir en pijama al trabajo no es algo imposible. En Grupo Kipling, institución educativa que abarca desde kinder hasta preparatoria, alumnos, profesores y personal administrativo tienen un día en el que asisten con sus mejores ropas de de dormir a la escuela y las oficinas. No es que les gane la hora: el motivo es, además de crear un momento divertido, generar compromiso y lealtad hacia la empresa.
“Desde quien conduce los autobuses que recoge a los niños en sus casas, hasta los directores, recepcionistas y administrativos, van en pijama. Hacen las mismas actividades que se hacen en un día normal, en el mismo horario. Sólo que en pijama”, explica Kandy Mena, directora de comunicación y publicidad de la institución.
A pesar de ser un día escolar y laboral común, Mena explica que se siente un ambiente distinto y todos se divierten. La directiva asegura que las actividades se realizan de manera más relajada y se genera mayor convivencia, ya que en sus ratos libres y a la hora de la comida, los colaboradores se reúnen para sacarse fotografías. Incluso, el día previo, muchos se ponen de acuerdo para llevar pijamas similares.
La iniciativa, que se celebra un día por cada ciclo escolar desde hace 20 años, se le ocurrió a Lala Labarthe, ahora directora del centro escolar Kipling Esmeralda. Porque este tipo de iniciativas, señala Mena, surgen de propuestas de los colaboradores de la organización.
Lee: Lo que consumen los Godínez 'millennials' en la oficina
“El día de pijama hace a todos 'ponerse la camiseta' de Kipling. Se sienten leales a la marca y les genera mucho cariño. Es algo que ayuda a mantener el personal contento, relajado, alegre y ayuda a que se quede”, detalla Kandy Mena. La empresa no tiene datos sobre cómo afecta esta práctica en la disminución de la rotación, pero la organización realiza una evaluación anual para analizar este factor y la satisfacción de los trabajadores.
A pesar de los posibles beneficios y de la innovación de la propuesta, Erika Chafino Peláez, directora de mercadotecnia de Grupo Human, empresa especializada en talento laboral, señala que es importante implementarlo en la empresa correcta, ya que no es para todas las organizaciones, especialmente si tienen que dar una imagen formal ante los clientes.
“Si es una empresa pequeña, como un call center, que no necesariamente tiene proveedores o contacto físico con la gente, sería adecuado tener algo así", opina Salvador De Antuñano, director de Recursos Humanos de Adecco México. "Pero en un corporativo en el que atiendes proveedores y gente, de pronto ver a gente en pijama sería raro las personas externas. Ninguna de las parte se vería congruente ni se sentiría a gusto”, comenta.
Eso sí, el especialista destaca los beneficios que genera sobre el clima de la organización este tipo de medidas, que permiten a los colaboradores salir de la rutina. “A todos nos gusta estar en pijama, justamente porque (lo relacionamos con) el día en que no vamos a trabajar y porque estamos libres. Se puede identificar esa asociación al pensar, ‘qué padre, voy a ir de pijama a la oficina’”, agrega.
Si tú también quieres...
Antes de implementar este tipo de estrategias, Chafino recomienda comenzar con acciones básicas, que van desde celebrar el cumpleaños de los colaboradores a instaurar horarios de trabajo escalonados. "Si no se comienza por este tipo de medidas, al final, por más interesantes que sean las nuevas propuestas, no servirán para aumentar productividad ni lealtad en una compañía", afirma. Lo importante, apunta, es escuchar a los colaboradores. "Recomiendo hacer encuestas de clima para saber cómo se sienten y preguntarles directamente cómo podrían estar más satisfechos”.
Te interesa: ¿Puede un jefe ser amigo de sus empleados?
Una vez que están en marcha estas estrategias sencillas, es el momento de buscar nuevas ideas más creativas para seguir aumentado el compromiso y la productividad. De Antuñano indica que la manera correcta de medir la efectividad de una propuesta es implementarla al menos durante seis meses antes de medir sus resultados. Si se trata de algo muy innovador, es probable que durante las primeras aplicaciones los trabajadores no tengan muy clara su opinión.
“Es un buen momento para incluir estrategias más atrevidas. El ritmo de vida que hoy lleva la población nos obliga a estar constantemente innovando para que los empleados permanezcan y tengan un estilo de vida diferente. Eso se refleja en la productividad y, por ende, en las utilidades de la compañía. No debemos perder de vista que la población y los perfiles de los trabajadores va cambiando y no son los mismos que hace unos años”, señala Chafino.