MacKenzie Bezos, un ejemplo del crucial rol de la mujer en el mundo
(CNN) - El fundador y CEO de Amazon, Jeff Bezos, y su esposa MacKenzie anunciaron recientemente que su matrimonio de 25 años terminará en divorcio.
“Hemos tenido una gran vida juntos como pareja casada”, dijeron en una declaración conjunta, compartida en Twitter. “También vemos futuros maravillosos por delante, como padres, amigos, socios en empresas y proyectos, y como individuos que persiguen empresas y aventuras”.
Eso último es una parte del matrimonio de Bezos que ha sido pasada por alto durante mucho tiempo. Tras el anuncio del divorcio, los titulares se centraron en cómo MacKenzie, una reconocida novelista, podría beneficiarse de la gran riqueza de su multimillonario marido.
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“¿Qué pasará con la fortuna neta de 137,000 millones de dólares de Jeff Bezos?”, “¿Cuánto podría obtener MacKenzie Bezos?”, y más indignante aun: “La venganza de MacKenzie: ¿Puede la futura exesposa de Jeff Bezos causar estragos en Amazon?”.
MacKenzie en su juventud
Antes de Jeff, antes de Amazon, la vida de MacKenzie ya era plena. Después de graduarse en Princeton —donde estudió con el legendario autor Toni Morrison—, trabajó como asistente administrativa en un fondo de cobertura en Wall Street. Ahí es donde conoció a Jeff.
Al recordar los primeros días de Amazon, el papel de MacKenzie a menudo es pasado por alto.
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Ella estuvo involucrada desde el principio. Cuando la pareja se mudó de Nueva York a Seattle, MacKenzie conducía el auto mientras su esposo viajaba en el asiento del pasajero redactando un plan de negocios para su futura compañía. En 1999 —dos años después de que Amazon se hiciera pública—, MacKenzie quedó embarazada del primer hijo de la pareja. Ella criaría a cuatro hijos.
En 2005, publicó su primer libro, The Testing of Luther Albright. Dijo que su primera novela tardó tanto en ser escrita porque estaba demasiado ocupada malabareando la ocasional educación en el hogar con diferentes actividades para los niños. “Intentamos todo tipo de cosas”, dijo a Vogue en una entrevista poco usual en 2013, “que incluyeron viajes en temporada baja, experimentos de cocina, incubación de pollos, clases de mandarín, el programa de matemáticas de Singapur y muchos clubes y deportes con otros niños del vecindario”.
Lanzó su segunda novela, Traps, en 2013, el mismo año en que Jeff anunció que compraría el Washington Post. Finalmente encontró el espacio para escribir, dijo a Vogue, cuando comenzó a alquilar un pequeño departamento cerca de la casa de los Bezos en Washington.
Amazon no respondió a una solicitud de comentarios sobre este artículo.
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El papel que juegan las mujeres
Las mujeres suelen ser más propensas a reubicarse para seguir el trabajo de su pareja masculina que al contrario, dijo Jill Yavorsky, profesora asistente de Sociología y Comportamiento Organizacional de la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte.
“Los hombres emergen del divorcio sin haber tomado todas estas distintas decisiones que han subordinado su carrera”, dice Yavorsky.
Además, históricamente, las mujeres asumen la mayoría de las tareas domésticas. Este tipo de trabajo se llama “participación de sudor”, dijo Bari Z. Weinberger, propietaria y socia gerente de Weinberger Divorce & Family Law Group. El trabajo que un cónyuge realiza para hacer despegar un negocio puede no ser llamativo o extremadamente visible después de los primeros días, pero es crucial para el éxito general de una empresa.
Pero, en un divorcio de alto perfil como este, ¿cuánto importan estas contribuciones?
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La presunta importancia del trabajo de los hombres ha eclipsado históricamente la de las mujeres. En casa, las madres trabajadoras a menudo registran un “segundo turno”, asumiendo la mayor parte del trabajo doméstico. Como resultado, los hombres tienen mucho más tiempo para el trabajo y el ocio.
En un estado de distribución equitativa, como Nueva Jersey o Nueva York, ese tipo de contribuciones no financieras pueden ser importantes en los procedimientos de divorcio, dice Weinberger.
“Ciertamente, en un estado de distribución equitativa, los tribunales no descartan los sacrificios personales de un cónyuge que no trabaja”, dice ella. “Lo que la gente hace en la oficina es ciertamente fundamental, pero lo que la gente hace en el hogar para cuidar a sus hijos es extraordinariamente crucial en la vida, y no está por detrás de nada en la fuerza laboral. No ocupa un segundo lugar. Los tribunales reconocen eso como un elemento crucial para la distribución equitativa”.
Los Bezos, sin embargo, residen en Washington, un estado de propiedad comunitaria. Allí, todos los activos y la deuda acumulada durante el matrimonio se dividen 50/50 después de un divorcio. Sin embargo, si la pareja firmó un acuerdo prematrimonial, eso podría cambiar los términos por completo.
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En el 1%
Entre las parejas de altos ingresos, dice Yavorsky, las mujeres están aún más presionadas para sacrificar sus propias ambiciones profesionales en favor de las de su esposo, lo que a menudo contribuye más a la mayor riqueza de la familia en general.
“Se espera que las mujeres no trabajen o que reduzcan sus ambiciones profesionales y realmente hagan un gran esfuerzo por mantener las carreras de los hombres, en mayor medida que las mujeres en familias de clase media”, dice. "Creo que, en parte, los hombres tienen mucho más potencial de ingresos, pero creo que también se trata de las expectativas de género tradicionales, porque las mujeres de altos ingresos no tienen el mismo tipo de apoyo conyugal que los hombres de altos ingresos”.
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Parte de esto, dice Yavorsky, es porque el hombre puede ganar más dinero. Pero también puede deberse a la mayor necesidad de un apoyo emocional y conyugal que tiene alguien que percibe un alto salario. Sin eso, simplemente no podría trabajar tan duro como lo necesita para ganar tanto.
“El éxito de los hombres a menudo no podría realizarse sin el apoyo que la esposa brinda al encargarse de la mayor parte del cuidado infantil y el trabajo doméstico”, dice Yavorsky.