Esta fundación aumenta 109% el ingreso de los 'ninis' en Ciudad Juárez
CIUDAD JUÁREZ (Expansión). En Ciudad Juárez, las bolsas de trabajo están en las calles. La rotación, de casi 12% entre las 329 empresas manufactureras que hay en la ciudad, refleja el dinamismo económico que perdió entre 2010 y 2014 debido a la inseguridad y que ahora batalla por recuperar. La constante necesidad de mano de obra obliga a las empresas a salir a las calles a buscar personas que trabajen por 176.72 pesos al día, que desde enero pasado es el salario mínimo para la zona de la frontera norte.
Cada día a las seis de la mañana, Rosa Gutiérrez, reclutadora de la empresa Electrocomponentes de México, instala sobre la banqueta de Avenida de las Torres, en la colonia El Henequén, una mesa que se convierte en su oficina de atracción de talento. Ahí entrevista, realiza pruebas de conocimiento y selecciona a los próximos empleados. No es la única compañía que lo hace, otras 20 más siguen la misma estrategia.
“La gente llega aquí para ver todas las opciones de empleo. Una vez que pasa el examen médico se queda a trabajar”, dice Gutiérrez. En solo un día, la empresa ofrece hasta 25 vacantes para cortadores y otras posiciones. “El lunes amanecemos con 70 o 90 puestos, es cuando vienen más personas”, agrega.
Son ofertas para niveles operativos. “Aquí es la única opción, ganando el mínimo si no tienes estudios o trabajo”, explica Javier Gómez, coordinador de Programas y Proyectos de la Fundación Comunitaria de la Frontera Norte (FCFN), organismo civil que capacita a jóvenes que no estudian ni trabajan para puestos técnicos del sector maquilador. Los egresados tienen dos opciones: incorporarse a una empresa donde el sueldo supera los tres salarios mínimos o crear sus propios negocios.
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El objetivo del programa Desafío de la FCNC no es resolver los problemas de mano de obra en la industria local, sino generar oportunidades de empleo y autoempleo digno y bien remunerado para personas 16 a 29 años con pocas posibilidades de desarrollo. Y es que en Ciudad Juárez, que ocupa el lugar 18 en calidad de vida entre los 20 municipios más poblados del país, se requieren tres salarios mínimos para alimentar a una familia de cuatro personas, según el informe 'Así Estamos Juárez 2018', realizado por la organización ciudadana del mismo nombre.
La FCFN ayuda a los jóvenes a pulir habilidades como la comunicación y el trabajo en equipo con dinámicas de integración y deportivas. Para ello, acuden cinco horas diarias durante cerca de dos meses a uno de los tres centros de formación que la iniciativa tiene en Chihuahua, explica Verónica Pérez, instructora del centro Norte.
Benjamín Altamirano, de 18 años, forma parte de este grupo. Llegó en enero pasado desde Oaxaca para reunirse con sus siete hermanos en Ciudad Juárez, a donde llegaron para mejorar su calidad de vida. “Estudié hasta la secundaria por falta de recursos y porque ya no quería continuar”, comenta. Sabe y le gusta hacer pan, pero el programa le ofreció otras oportunidades.
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“Mi tirada es trabajar y estudiar. Regresar a la prepa y seguir con contabilidad en la universidad. Quiero tener un rancho –en Oaxaca- comprar animales, tener un coche, un negocio”, anhela. Para lograrlo, se especializará como técnico en electromecánica, una opción que elige 80% de los participantes de Desafío. El resto opta por gastronomía o cosmetología.
Para eso, deberá acudir por cuatro meses al Centro de Entrenamiento de Alta Tecnología (Cenaltec), que dirige Raúl Vera. En ese lugar, las empresas pagan hasta 500,000 pesos por capacitar a su personal en las innovaciones tecnológicas que hay en el sector. Ahí, los 150 jóvenes que optaron por esa modalidad aprenden electricidad, electrónica, hidráulica, neumática y programación para automatizar procesos.
“Entré –al programa- porque me llamó la atención electromecánica y para sacar dinero para lo que quiero ser”, comenta Miguel Báez, cantante de hip hop, quien dejó a medias sus estudios en una de las 148 escuelas de nivel bachillerato que tiene Ciudad Juárez. Al terminar podrá aspirar a un empleo en el que puede ganar 500 pesos diarios o más, aunque por su edad primero tendrá que hacer prácticas en alguna maquiladora.
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Uno de esos lugares es Ingeniería Metálica y Plástica (IMP), empresa de inyección de plásticos que colabora con la fundación desde hace tres años. Durante este tiempo ha contratado a cinco egresados de 32 que iniciaron sus prácticas, explica Karla Estrada, gerente de Recursos Humanos de la compañía.
Eduardo Salvado egresó hace dos años del programa y desde entonces es colaborador de IMP. “Él ya cubre una vacante de técnico de turno en cierta área”, detalla Rogelio Ruiz, gerente de Operaciones en una de las dos plantas que tiene la compañía, quien pasada el mayor tiempo con los practicantes por lo que conoce mejor sus retos, uno de ellos sigue siendo la comunicación.
“Había un chico llamado Jonathan, que era muy rebelde, no le podía pedir nada. Pero cuando se integró aprendió en tres meses lo que a un técnico le toma un año. No lo pudimos contratar porque se fue con su mamá a Torreón antes de cumplir los 18 años”, narra.
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El impacto
Hasta abril de 2019, cerca de 4,000 jóvenes han participado en el programa Desafío, estima Gómez. Un informe de la fundación indica que de los 1,842 egresados a diciembre de 2017, 78% se dedicó a trabajar y 14% a estudiar. El resto puso un negocio o buscó un empleo con las habilidades adquiridas. “El modelo tienen un gran costo, cada joven nos cuesta en promedio entre 13,000 y 15,000 pesos los 22 meses”, expone el coordinador.
Además del Cenaltec, la fundación recibe apoyo de instituciones como Nacional Monte de Piedad, que en los últimos dos años donó más de 2.5 millones de pesos para el programa, revela Marisol Fernández, directora de Inversión social. En 2018, la institución otorgó 334 millones de pesos a 632 organizaciones sociales, a través de dos convocatorias: problemas sociales diversos y formación para trabajo digno.
Estas debieron demostrar que están legalmente constituidas, que tienen capacidad para organizarse, captar fondos y atender a la población objetivo. “La convocatoria de formación de trabajo digno es aún más rigurosa, porque las organizaciones deben reportar indicadores de empleabilidad y demostrar que realmente están mejorando las condiciones de las personas que antes no tenían empleo”, agrega Fernández.
Según la fundación, lo están logrando: sus egresados incrementaron 109% su ingreso personal y aumentó 29% su seguridad para negociar mejores salarios.