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¿Semana laboral de 4 días? Una idea con grandes ventajas, pero lejana en México

Jon Messenger, especialista de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), asegura que la semana laboral reducida impulsa la productividad, pero el país está muy lejos de aplicarla.
mar 21 enero 2020 05:03 AM
Semana laboral
México es uno de los países del mundo donde más horas se trabaja, según lo que establece la ley.

¿Trabajar cuatro días a la semana, sin que aumenten las horas de jornada diaria y sin que disminuya tu salario por ello? Suena bien. En países como Nueva Zelanda, Japón, Alemania y España ya es una realidad paulatina. Pero en México, uno de los países donde más horas se trabaja en el mundo, la semana laboral comprimida aún es una idea lejana.

En entrevista exclusiva para Expansión, Jon Messenger, líder del Grupo de Condiciones de Trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), menciona que esto se debe a la regulación del país y a las condiciones actuales del mercado laboral, donde los empresarios valoran más las horas en la oficina que la productividad real.

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En México, la Ley Federal del Trabajo establece que la semana laboral actual es de ocho horas diarias, seis días por semana. Es decir, 48 horas semanales. De hecho, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), cada mexicano trabaja 2,255 horas al año, la cifra más elevada dentro de las naciones de ese organismo.

“Dada esta situación, sería muy difícil para México pasar directamente a una semana laboral de cuatro días. Se debe tomar en cuenta que las 48 horas legales significarían días hábiles de 12 horas (de trabajar sólo cuatro días). Esto no es aconsejable, debido a los mayores riesgos para la salud de los trabajadores y a la seguridad en el lugar de trabajo”, dice.

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El especialista de la OIT destaca que las empresas que han establecido estas semanas comprimidas primero probaron el esquema antes de implementarlo de forma permanente. Y añade que estas semanas de cuatro días laborales implican un número reducido de horas de trabajo, algo que las compañías deben estar dispuestas a aceptar, en beneficio de una mayor productividad.

Expansión: Entonces, ¿cómo podría incorporarse el esquema de cuatro días laborales por semana en México?

Jon Messenger: Es importante aclarar que se puede lograr una semana laboral de cuatro días, ya sea reduciendo la cantidad de horas de trabajo por semana o ‘comprimiendo’ la misma cantidad de horas de trabajo en menos días.

Sin embargo, para México es más factible pasar primero a una semana laboral de cinco días y 40 horas. Después de eso, ya se pueden considerar nuevas reducciones en la semana laboral de manera regulatoria.

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¿Cómo ayuda este esquema al equilibrio vida/trabajo?

La reducción de las horas de trabajo está asociada con un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal. Esto se debe a que las horas más cortas brindan a los trabajadores más tiempo y energía para dedicar a su vida personal. En el caso de las semanas laborales de cuatro días, el fin de semana de tres días resultante es particularmente apreciado por los trabajadores.

¿Este esquema favorece la productividad?

Las horas de trabajo más cortas están asociadas con una mayor productividad. Por ejemplo, al comparar una serie de países de la OCDE, un análisis de la OIT encontró que la relación entre la cantidad de horas trabajadas por persona anualmente y la productividad laboral (medida como PIB por hora trabajada) es muy negativa.

Sabemos que la reducción en la jornada de trabajo desencadena cambios en la organización. Cambios que mejoran la productividad y pueden reducir el ‘tiempo no productivo’, debido a las ineficiencias en el proceso de producción o a la prestación de servicios, programación y métodos de supervisión.

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¿De qué manera afecta a la productividad una jornada larga de trabajo?

La jornada de trabajo tiene efectos fisiológicos, a causa de la acumulación de fatiga. Esto significa que el ritmo de trabajo de los empleados tenderá a disminuir a medida que aumente la duración de las horas (lo que se denomina ‘efecto de fatiga’). Así, la producción resultante de tales horas adicionales disminuirá. En segundo lugar, la duración del horario laboral afecta la motivación de los trabajadores. Un horario laboral más corto puede alentar a los trabajadores a utilizar su energía de manera más eficiente.

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¿Una reducción en las horas de trabajo debe ir acompañada de una reducción en el salario?

Este no suele ser el caso. Para las reducciones permanentes en las horas de trabajo, como una semana laboral de cuatro días, los salarios de los empleados generalmente siguen siendo los mismos.

Solo ocurre cuando se implementan horas de trabajo reducidas en respuesta a una crisis económica para evitar despidos. Por ejemplo, en el llamado 'Kurzarbeit' en Alemania, donde tanto las horas de trabajo como los salarios reducidos fueron medidas temporales que permanecieron vigentes hasta que finalizó la crisis económica.

¿Las semanas comprimidas implican un mayor costo para las empresas?

Solo a corto plazo, si las horas de trabajo se reducen y los salarios de los empleados se mantienen. Pero los costos laborales unitarios, es decir, sus costos por hora de trabajo, aumentarán.

Sin embargo, las horas de trabajo más cortas conducen a una mayor productividad, lo que significa que, a mediano plazo, los aumentos en los costos laborales unitarios (por hora) serán más que compensados ​​por los aumentos en la productividad.

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¿Cómo se ha implantado este esquema en otros países?

Las semanas laborales de cuatro días no se han implementado en todo un país. Existen en algunos sectores o industrias, como resultado de la negociación colectiva. El sector metalúrgico en Alemania, por ejemplo, tiene una semana laboral de 28 horas.

Todos los ejemplos de semanas de trabajo de cuatro días que han surgido en los últimos años solo existen en compañías específicas. Entre ellas, Microsoft en Japón y Perpetual Guardian en Nueva Zelanda.

Además de este esquema, ¿qué otras propuestas pueden mejorar el equilibrio vida/trabajo?

Un horario laboral más corto puede beneficiar a todos los trabajadores, y no solo a aquellos que tienen responsabilidades familiares. También existen otros mecanismos, como el viernes corto o el home office. Son esquemas que pueden negociarse en las organizaciones de manera colectiva y ser parte de su plan de cumplimiento.

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