La desigualdad tiene un origen institucional
En Sudáfrica, según el Banco Mundial, un factor determinante para la desigualdad extrema es la discriminación racial. En cambio, en la Universidad Nacional Autónoma de México la desigualdad en la dispersión de los salarios para profesores, investigadores, directivos, administrativos y otros trabajadores también tiene su origen en la forma en que se gobierna la UNAM.
El economista Carlos Guerrero de Lizardi argumenta que, en las decisiones de la Junta de Gobierno de la UNAM o en los propios Consejos Técnicos, los profesores por hora o de asignatura están subrepresentados. Es decir, a pesar de que imparten más de 70% de las horas clase en la universidad, son los que menos ganan y quienes menos injerencia tienen en la toma de decisiones.
En cambio, “un miembro de nuestra comunidad designado por la Junta de Gobierno normalmente puede llegar a recibir, hasta por once años, un ingreso monetario mensual superior a los 120 mil pesos corrientes”. Esto incluye a directores, profesores eméritos, encargados de posgrado.
Esta élite de profesores y funcionarios recibe, además, otras transferencias no monetarias y subsidios. En contraste, los profesores de asignatura -base docente de la UNAM- no reciben este tipo de apoyos, tienen los peores sueldos y deben renovar contrato cada semestre.
Expansión solicitó la postura a la Dirección de Personal de la UNAM, donde, entre otras cosas, también tienen conocimiento de las prestaciones para los trabajadores de la universidad. Sin embargo, no hubo respuesta.