La OMS reconoció que la adicción al trabajo es un trastorno mental en aumento. Tras la pandemia muchas personas están 24/7 conectadas a su computadora o a su celular y la falsa idea de que siempre tienen que estar disponibles representa una difícil encrucijada entre contestar un mensaje a cualquier hora o priorizar la salud.
En 2016, un estudio de la UNAM señalaba que 35% de los mexicanos son considerados adictos al trabajo, principalmente los empleados de 29 a 48 años de edad, y el 85% de las empresas recompensan este trastorno, confundiéndolo con valores como el compromiso y la efectividad laboral. Con el covid-19 y el home office, el problema se intensificó. Entre el 6 y el 12 de noviembre de 2020, la bolsa de empleo OCCMundial identificó que 52% de los profesionistas no lograba desconectarse de sus responsabilidades laborales.
“La adicción al trabajo puede ser difícil de identificar por quien la padece. Por lo general, las personas alrededor de un adicto al trabajo pueden notarlo y en ocasiones intentan intervenir, pero las personas con esta adicción no lo suelen reconocer como un problema”, explica Clelia García, directora del área clínica de Terapify, una plataforma de terapia psicológica en línea.
Las causas y consecuencias de este trastorno
La adicción al trabajo puede deberse a varias causas, desde problemas físicos y emocionales, hasta financieros. Dentro de las cuestiones físicas, García dice que se encuentra la costumbre de trabajar bajo picos de estrés, es decir, que las personas se acostumbran a trabajar con cierto nivel de adrenalina, lo cual les dificulta realizar pausas y encontrar un ritmo de vida más balanceado.
En el ámbito financiero está la ambición por el dinero, los problemas económicos y hasta la falta de organización. Y sobre las causas emocionales, éstas varían de persona a persona, pueden ser problemas familiares (lo que lleva a la persona a pasar más tiempo absorto en el trabajo para evitarlos), la falta de asertividad (que impide negarse a las peticiones de los jefes, aunque ello represente más trabajo), así como problemas de autoestima.
“La adicción al trabajo es sumamente reforzada en distintos ambientes laborales. Se ve a quienes padecen esta adicción como personas dedicadas, entregadas y productivas. Son personas que tienen ‘la camiseta’ muy puesta, parecen ser quienes mejor trabajan y mejores resultados traen”, comenta la experta.
Pero lamentablemente esto no es así, apunta. Por más prometedor que parezca tener un colaborador que solo se dedica a la empresa, este estilo de vida es insostenible. Al dedicarse solo al trabajo y descuidar otros aspectos de su vida, como el autocuidado, el colaborador se encuentra en un estado de estrés crónico, que en el largo plazo puede traer consecuencias a su salud física y mental.
Entre estas consecuencias está el burnout, síndrome caracterizado por el agotamiento, desconexión emocional a lo laboral e ineficacia. Entre otras consecuencias, está una menor productividad, mayor ausentismo y mayor rotación de personal. Por eso, la importancia de que las empresas promuevan el balance, esto es, donde la persona priorice el trabajo, sin descuidar otras áreas importantes de su vida.
De la adicción a la felicidad en el trabajo
En una encuesta aplicada en 30 países, del 19 de noviembre al 3 de diciembre de 2021, la agencia de investigación Ipsos halló que en México el 65% de las personas se considera feliz. Las principales fuentes de felicidad son la salud mental, física y el bienestar, así como sentir que su vida tiene sentido.
En los 30 países, la mayoría de las personas encuentra felicidad en su salud y bienestar, en su familia y en tener un propósito. Luego vienen las condiciones de vida, sentirse seguro y en control, estar en línea con la naturaleza, tener un trabajo significativo y más dinero.
Para Santiago Vázquez, director del Centro de Liderazgo Emergente del Instituto Tecnológico de Monterrey, no necesariamente los mejores entornos laborales, con los mejores salarios y condiciones de trabajo, aseguran que una persona esté bien. “Todos tenemos la responsabilidad de observarnos”, apunta.
“Los trastornos mentales tienen una connotación negativa, parece que tú eres el culpable de sentir ansiedad o estrés, así que lo vas ocultando para no demostrar que eres menos fuerte o capaz. Para cuando pides ayuda el mal ya está extendido. Si uno en un momento determinado se da cuenta de un síntoma y busca acompañamiento oportuno podría descargar esa emoción negativa y no llegar a situaciones peores”, señala.
En ese sentido, el experto asegura que el autoliderazgo es fundamental. Se tiene que romper la idea de que el estrés es natural y de que la adicción al trabajo es aplaudible, y para lograrlo, las personas deben buscar mayor responsabilidad desde su autoliderazgo. “Difícilmente vamos a liderar a los demás si no somos capaces de gestionarnos a nosotros mismos”.