Las cuatro mujeres que dirigen la producción de Boehringer Ingelheim en México
De los 52,391 empleados que la compañía tiene a nivel mundial, cuatro de cada 10 puestos de liderazgo son ocupados por mujeres. Esta es la historia de cuatro de ellas.
No ha pasado tanto desde que la manufactura era un terreno de hombres. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi, en enero de 2023, esta industria empleó a casi 9.6 millones de personas, de las cuales 3,793,274 son mujeres.
Esto refleja que, aunque cada vez es más común ver mujeres en las plantas de producción, aún predomina en ellas el talento masculino y más tratándose de posiciones gerenciales o directivas.
Pero las fábricas de la alemana Boehringer Ingelheim en Xochimilco, Ciudad de México, están lideradas por mujeres. No fue una meta intencional, revela Dolores Valenzuela, responsable de Comunicaciones y Responsabilidad Social de la empresa en México, Centroamérica y El Caribe.
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“No nos guiamos por cuotas de género, sino por el talento. Coincidió que las cuatro personas a cargo de las plantas de producción son mujeres con diferentes perfiles y experiencias”, dice. De los 52,391 empleados que la compañía tiene a nivel mundial, cuatro de cada 10 puestos de liderazgo son ocupados por mujeres.
Los rostros detrás de la producción de medicamentos
Mercè Morell Aloy es la directora de Producción Farmacéutica. Estudió ingeniería química en el Institute Quimic de Sarrià en Barcelona y una maestría en la escuela de negocios ESADE.
Se unió a la planta de Boehringer Ingelheim en España como becaria y luego ocupó varios puestos entre ellos el de especialista técnico. Su primera posición de liderazgo llegó en 2009, como gerente de Calidad y posteriormente como directora del área.
“Me acordaré siempre porque mis hijos estaban pequeños. Ese fue mi primer enorme miedo personal, me preguntaba cómo iba a mantener el equilibrio teniendo a unos gemelos de tres años en casa”, narra.
Sin embargo, la compañía familiar siempre cuidó, desde la alta dirección, que sus empleados tuvieran un balance de vida personal y profesional con acciones como el respeto al descanso, la desconexión laboral y la toma de vacaciones en tiempo. “Para mí eso fue muy importante porque soy una profesional, pero también una esposa, una madre y una hija”.
Morell salió de la compañía porque la alemana vendió la planta por motivos estratégicos y ella quiso ‘descubrir el mundo’. Se fue a Novartis en Barcelona como responsable de Calidad, pero no encontró el balance de vida al que estaba acostumbrada.
En 2020, Boehringer Ingelheim la buscó para trabajar dos años como gerente de Operaciones de Calidad en México. Eso implicaba mudarse de continente con su esposo y sus hijos ya de 13 años, lo cual la ilusionó, pero también la puso en jaque.
“Hablar de mujeres que tienen éxito es hablar de una familia que te está apoyando. Por eso es muy importante elegir bien a tu pareja. Si mi marido me hubiera dicho que no, se acaba mi aventura mexicana, pero él fue el que más me apoyó”.
En agosto de 2022, le ofrecieron la dirección de la producción. Nuevamente su esposo, quien trabaja vía remota para una firma española, fue clave para que la familia postergara su estancia en México. “Analizamos pros y contras y decidimos regresar a España en junio de 2024 para que los chicos cursen allá su universidad. Yo me siento rodeada de grandes líderes. Te preguntan cuáles sos tus retos e intereses personales y te dan consejos basados en su experiencia, así como las facilidades”.
Actualmente, Morell dirige las dos plantas de producción de Boehringer Ingelheim en la Ciudad de México. El puesto representa la gestión de 720 empleados y el suministro de medicamentos de salud humana y animal en todo el mundo.
En salud humana la capacidad de producción está alrededor de 36 millones de unidades, que para la compañía representa 1.2 billones de euros. Este año, la meta de la directora es aumentar 30% la producción conjunta, respecto al año pasado.
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La cadena de suministro
Carmen de Mello Codorniz es la gerente de la Cadena de Suministro. Estudió ingeniería química en la Universidad Mackenzie de Brasil; además de tener un MBA. Su primer empleo fue en una fábrica de Colgate en Brasil, dando mantenimiento mecánico a los equipos de fundición de aluminio. Recuerda que había 73 ingenieros y solo dos mujeres.
“En mantenimiento, básicamente era yo, la secretaria y la señora que limpiaba los baños. Después pasé por varias áreas, pero a lo mucho me encontraba con tres mujeres. Fue una empresa masculina que me enseñó a sobrevivir y para sobrevivir había que hacer el doble”, apunta.
Ella tenía, además, un sueldo inferior que el resto de los compañeros. Su marido y hermano, que también son ingenieros, le decían que aprendiera de cada situación vivida en la planta, pues no sería la única vez. No fue fácil, ya que De Mello sufrió acoso. “Fue complicado, pero aprendí las cosas más importantes: lo que no se debe repetir y a no sentirme excluida”, expresa.
Cinco años más tarde, la ingeniera se cambió a Novartis. “Lo que me hizo quedarme en el sector farmacéutico es que la diferencia de sueldo no existe. Acá no me tocó eso por el hecho de ser mujer. Otro motivo es que hago medicamentos que mis papás usan. Hoy no me veo en otra industria porque para mí es importante que tenga significado”.
Con una trayectoria de más de 25 años, en la última década Carmen se ha especializado en la optimización de procesos, restructuración organizacional y optimización financiera. Entró a Boehringer Ingelheim en 2013 y desde 2019 ocupa el cargo actual.
Ella lidera el área de planeación de producción, venta directa, almacenamiento y distribución. Entre sus fortalezas están la priorización de portafolios e iniciativas, la construcción de equipos y la visión estratégica. En su área se exportan dos camiones por día a Estados Unidos y Canadá. Solo en 2022, se exportaron 14,677 tarimas de Salud Humana y 7,100 de Salud Animal.
“En México me encontré con una comunidad de mujeres. Yo viajo mucho por trabajo y siempre hay quién se quede a cuidar a mis hijos y a mis perros. Acá veo una potencia matriarcal, algo que no he visto en otros países. Es un networking y apoyo increíble y eso te da mucha seguridad. Hoy creo que hay pocas mujeres en la industria porque es muy difícil lograr el balance personal y profesional”, dice.
Para tener este balance, la brasileña tiene redes de apoyo y es muy disciplinada. Diario se levanta a las 4:30 de la mañana, desayuna con sus hijos, hace ejercicio y meditación y trabaja 12 horas al día, pero no dedica más tiempo al trabajo cuando está descansando.
Uno de sus desafíos más grandes lo vivió en pandemia. Muchos proveedores estaban con menor capacidad de producción y fue complejo gestionar todo para que el paciente no fuera impactado por la falta de medicamentos. “Tuvimos paros intermitentes, movimos a la gente en las líneas de producción y dábamos el stock al país que lo necesitara más. Tuvimos baja de stocks de alrededor del 15%. Ahora queremos crecer a doble dígito”.
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La planta A
Desde septiembre de 2022, Cecilia Rodríguez es la gerente de Producción Farmacéutica de la planta A de Salud Humana, que está enfocada en crear fármacos antidiabéticos (sólidos).
Su primer trabajo fue en Urrea y cinco años después empezó a estudiar la licenciatura en Sistemas Computacionales, una maestría en Administración de Negocios y otra en Ingeniería Industrial.
En su carrera profesional, Rodríguez hizo dos pausas para poder tener a sus dos hijos. Luego se fue dos años a Tragsa y regresó a Urrea porque la compañía de llaves le daba un horario flexible. Sin embargo, la experiencia no fue del todo buena.
La gerente recuerda que en una ocasión uno de los jefes le cuestionó qué hacía ahí. “Niñita vete a tu casa, ahí es donde debes estar”, le dijo. “Me tocó esa generación. Por mucho tiempo me dijeron tú no, porque eres mujer”.
Entró a Boehringer Ingelheim en 1998 como encargada de Tecnología para la Información y desde ahí ha desempeñado diversos cargos, tanto en la planta de producción de Guadalajara, como en la de Ciudad de México.
Hoy está convencida de que los 25 años que lleva en la empresa se deben al apoyo que siempre recibió para poder estar con sus hijos. “Me estresaba mucho dejarlos en la escuela y llegar a tiempo al trabajo. Hasta que una vez, me dijeron que no me preocupara por eso, que entrara más tarde a la fábrica. Esos detalles hacen la diferencia”.
La planta donde trabaja tiene una producción de 1,600 millones de tabletas y 50 millones de unidades destinadas a antidiabéticos orales. Entre sus funciones destaca lograr que los volúmenes de producción vayan creciendo y se pueda responder a la estrategia del negocio que está visualizada para los próximos 10 años.
“Siento inquietud cuando percibo que todo está perfecto. Esa es mi alerta de que algo no está bien. Siempre hay algo qué mejorar y más oportunidades que aprovechar. Eso me mueve para empezar a buscar qué hacer”.
La planta B
Marianela Cano es ingeniera química con una especialización en Administración Industrial por la Universidad La Salle. Entró a Boehringer Ingelheim en 1996 como ingeniera en validación y hoy es la gerente de Producción Farmacéutica de la planta B, que hace 20 millones de unidades para salud humana y 1.4 millones para salud animal.
Al egresar no buscaba desarrollarse en la industria farmacéutica. Ella se veía en el sector petrolero diseñando reactores y su tesis fue sobre la optimización de intercambio de calor en la refinería de Tula. Pero su padre la motivó a entrar a Boehringer Ingelheim. “Me emocioné porque vi que estaban construyendo la planta, de la cual hoy soy gerente”.
Su crecimiento dentro de la compañía fue muy rápido. Logró ser jefa de Ingeniería a los dos años y medio de haber entrado a trabajar. Su primer gran reto fue liderar a un equipo masculino, que la recibió con empatía y respeto y que incluso le enseñó cosas que no sabía de la planta.
Luego se movió a la jefatura de Producción y al área de Acondicionamiento, donde se hace el empaque final de los productos. Pasó a ser jefa de Fábrica para llevar la granulación de tabletas. También estuvo en Servicios a la Producción, Operaciones y Calidad.
Aún recuerda cuando la mandaron seis meses a Alemania para aprender cómo trabajan en el corporativo y hacer networking. “Fue muy retador porque dejé a mi familia y a mi esposo, pero en las cosas que hice para progresar siempre me apoyaron. Cuando conocí a mi esposo yo tenía un salario mayor y eso nunca le importó. Él es una persona segura que jamás ha tenido dudas y eso me ha permitido focalizarme en lo que quiero hacer”.
A su regreso, asumió la gerencia de Procesos de Tecnología y Empaque por tres años. Nunca se sintió aburrida porque la movilidad interna le ha permitido conocer varias áreas de la empresa, seguir aprendiendo y no estancarse.
Cuando las plantas se dividieron en A y B, en 2020, le ofrecieron la gerencia de la fábrica de salud animal. “Nunca me he sentido intimidada por ser mujer porque la empresa da las mismas oportunidades para todos. En la escuela sí vi una minoría, solo éramos cinco mujeres en la carrera”.
“Pudiera pensarse que las posiciones en una fábrica son de hombres: como jefe de mantenimiento, estar a cargo de un sistema de agua, meterte a una cisterna o treparse a unos ductos de aire acondicionado, pero a mí todo eso me encanta. Creer en una misma es muy importante para crecer”.