Las políticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que buscan el regreso de los empleados federales a la oficina, podrían impactar a miles de trabajadores remotos que habían adoptado el modelo de nómadas digitales. Muchas de estas personas, provenientes de Estados Unidos, se establecieron en ciudades emergentes de México, impulsando la economía local pero también contribuyendo a procesos de gentrificación.
Si las empresas estadounidenses siguen la misma tendencia de regreso a la presencialidad, este flujo de trabajadores podría revertirse, afectando diversos sectores en el país.
En los últimos cinco años, la flexibilidad del teletrabajo permitió que profesionales de Estados Unidos migraran a destinos con menor costo de vida. Ciudades como Ciudad de México, Guadalajara, Mérida y Tijuana se convirtieron en imanes para estos nómadas digitales, quienes no solo incrementaron la demanda inmobiliaria, sino que también impulsaron sectores como el turismo, la gastronomía y el coworking. Sin embargo, la llegada masiva de nómadas digitales estadounidenses y de otras nacionalidades ha generado efectos mixtos.
“La gentrificación resultante conlleva mejoras en infraestructura y la creación de nuevas oportunidades laborales que benefician a la economía regional”, señala Roberto Ventura, socio director de Neos RH Consultores. Pero estos beneficios no se han distribuido equitativamente.