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Starbucks refuerza su programa de contratación para adultos mayores

La empresa apuesta por contratos formales, prestaciones y horarios flexibles para un grupo poblacional que suele enfrentar barreras de edad en el mercado laboral.
mié 01 octubre 2025 04:13 PM
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Don Armando Corona se unió a las filas de Starbucks desde 2011. Hoy es el empleado más grande de toda la plantilla laboral. (Cortesía)

En la tienda de Starbucks en la calle Monte Elbruz, los clientes se encuentran con Don Armando Corona. Tiene 83 años y aún se coloca el mandil verde como lo ha hecho por más de diez años. Con su trato pausado y seguro transmite calma, y en cada saludo deja ver la historia de un hombre que encontró en el trabajo una manera de seguir adelante.

Durante décadas su vida estuvo ligada a la hotelería. Fue mesero, capitán y gerente de banquetes en distintos hoteles de la ciudad, hasta que las vueltas de la vida lo llevaron a buscar un nuevo comienzo. Cuando supo que Starbucks estaba abriendo sus puertas a adultos mayores decidió presentarse, pasó la entrevista y desde entonces no ha dejado la barra.

Ahí Don Armando encontró más que un empleo. Encontró compañía, una rutina que lo mantiene activo y la satisfacción de sentirse útil. “Cuando mis hijos se fueron a hacer sus carreras yo me quedé solo. Starbucks me dio una oportunidad y me siento más saludable y feliz. En lugar de verme más viejo, me siento más fuerte”, cuenta con una sonrisa.

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Esa constancia se nota. Llega puntual, cumple cada turno y no duda en compartir lo que sabe con los más jóvenes. Para muchos compañeros se ha vuelto un referente de disciplina y paciencia, alguien que demuestra que la edad no es un obstáculo sino una fuerza que aporta equilibrio al equipo.

Una estrategia que transforma la plantilla

La inclusión de adultos mayores en Starbucks comenzó en 2011 con el programa “Partner INAPAM”. La iniciativa contemplaba que los adultos mayores fueran contratados en tiendas cercanas para evitar traslados largos, garantizar un salario justo y ofrecer un ambiente de respeto y dignidad. Con el tiempo, el programa evolucionó y se integró a la operación de Alsea, grupo operador de la marca en México.

La primera tienda operada al 100% por adultos mayores abrió en 2018. El proyecto quiso mostrar que las habilidades de este grupo podían sostener con éxito la dinámica de una cafetería.

Luego llegó la pandemia y el reto fue mayúsculo. Saraí Jiménez, directora de Reputación y Sostenibilidad de Starbucks, refiere que en lugar de prescindir de ellos, se les envió a casa con goce de sueldo, manteniendo sus beneficios laborales y priorizando su bienestar. “No hubo despidos, solo una pausa preventiva. Cuando las condiciones lo permitieron, muchos regresaron a su puesto como si nunca se hubieran ido”.

Hoy, el programa está en plena reactivación. En lo que va del 2025, Starbucks ha contratado 54 adultos mayores, para dar un total de 136 en el país. Aunque aún representan una fracción pequeña de los casi 13,000 baristas que tiene la marca en México, la meta es que haya más adultos mayores en la plantilla.

“Queremos ser el mejor primer empleo para los jóvenes y el mejor último empleo para los adultos mayores”, dice Jiménez.

La experiencia de Starbucks contrasta con lo que ocurre en otras cadenas. Cadenas de supermercados, por ejemplo, abrieron sus puertas a adultos mayores para trabajar como empacadores en las líneas de caja, pero no lo hicieron bajo un esquema de contratación formal, de modo que estos colaboradores no cuentan con seguridad social ni prestaciones por parte de la empresa.

Un jubilado o pensionado en México sí tiene seguridad social, pero depende del régimen bajo el cual haya cotizado. Es decir, la pensión garantiza un ingreso y, en los esquemas tradicionales como IMSS e ISSSTE, también acceso a la seguridad social en salud. Sin embargo, muchas veces el monto de la pensión es bajo y eso hace que algunas personas busquen seguir trabajando, como en el caso de Don Armando.

Para algunas empresas, el modelo de voluntariado a partir de alianzas con el Inapam puede resultar flexible porque abre la puerta a los adultos mayores, al tiempo que la organización reduce costos y obligaciones, aunque para los trabajadores implica incertidumbre y cierta desprotección.

En Starbucks la decisión ha sido distinta. La compañía asumió los costos de integrarlos a la nómina y darles prestaciones, con la convicción de que la estabilidad laboral también fortalece la operación y genera valor a largo plazo.

Las fortalezas de los trabajadores mayores

Jiménez detalla que la apuesta por integrar adultos mayores es una estrategia laboral que reconoce sus fortalezas y les ofrece condiciones adaptadas a sus necesidades. Los colaboradores cuentan con contratos formales, prestaciones superiores a la ley, seguro de gastos médicos, fondo de ahorro y flexibilidad de horarios.

“Pueden elegir jornadas de cuatro, seis u ocho horas, eso les permite cuidar su salud y completar semanas de cotización para acceder a una pensión”, asegura Jiménez. Los beneficios también impactan en las tiendas. Los adultos mayores suelen ser más constantes, faltar menos y aportan paciencia, empatía y una visión de servicio que eleva la experiencia del cliente. “Son personas muy disciplinadas y puntuales. Se convierten en un ejemplo para los demás y ayudan a dar estructura a la operación”, añade.

Y mientras los jóvenes tienden a cambiar de empleo en un promedio de tres años, la rotación entre adultos mayores o baby boomers es menor, lo cual reduce los costos de contratación y capacitación y también aporta estabilidad a las tiendas. Claro que la integración no está exenta de retos.

“Los gerentes deben aprender a liderar a personas mayores que ellos, dedicar más tiempo a su capacitación y manejar choques generacionales en temas de valores o estilos de trabajo. Pero los resultados compensan cualquier esfuerzo adicional”, dice Jiménez.

En las bolsas de trabajo es raro encontrar vacantes dirigidas a personas de la tercera edad. El mercado laboral en México todavía arrastra sesgos de contratación y uno de los más persistentes es el de la edad. Para quienes superan los 60 años, la puerta de regreso a un empleo formal suele cerrarse con rapidez.

El programa de Starbucks rompe con esa lógica. La empresa sabe que México enfrenta una transición demográfica en la que la población de adultos mayores crece de forma acelerada. En este escenario, la inclusión laboral no puede quedarse en el discurso. “La inclusión no es un tema de caridad, sino de dar a cada persona la posibilidad de ser productiva y de sentirse realizada en la etapa de vida en la que se encuentre”, enfatiza la directiva.

Para Starbucks, la historia de Don Armando sintetiza el valor de esta visión, ya que representa la permanencia de un trabajador con más de diez años en la compañía y refleja cómo una marca global puede adaptarse a las necesidades de una sociedad que envejece. Entre cafés y alimentos servidos con paciencia y dedicación, Don Armando demuestra que nunca es tarde para comenzar de nuevo y que la inclusión, más que un programa, es una manera de construir comunidad.

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