Trump empuja al plan B a productores de carne porcina en China
BEIJING - Jia Tiechui, un ganadero de cerdos del centro de China, alimenta a sus 18,000 cabezas con soya. Pero satisfacer el voraz apetito de los mamíferos cada día es más costoso a causa de la guerra comercial entre Beijing y Washington.
El precio de la mezcla de granos, compuesta en una quinta parte de soya, subió desde que las aduanas chinas impusieron en julio unas tasas adicionales del 25%, como medida de retorsión, a esas semillas procedentes de Estados Unidos.
La Casa Blanca prevé imponer el jueves nuevos aranceles a productos chinos, por lo que Beijing ha empezado a preguntarse cómo contestar al golpe sin penalizar demasiado a su propia economía nacional.
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El gigante asiático es el mayor comprador de soya del mundo. La usa para fabricar aceite de cocina y para la alimentación animal. En 2017, un tercio de la soja que necesitó el país era importada de Estados Unidos.
Hasta ahora, el impacto de la guerra comercial "no fue drástico", declara el ganadero de cerdos Jia Tiechui delante de su granja, en Baiyang, en la la provincia de Henan (centro-este).
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Pero se verá obligado a utilizar un producto de sustitución para alimentar sus animales si los márgenes se reducen demasiado.
"Podemos sustituir la soya por semillas de algodón", explica, examinando las hileras de cerdas preñadas que gruñen, esperando su comida.
"Si los costos siguen subiendo, y siempre y cuando esto no dificulte el crecimiento de los cerdos, optaremos por un plan B".
Trump en el punto de mira
Jia Tiechu, nacido en una familia de cultivadores de maíz, solo tiene ahora una preocupación: el precio al que podrá vender sus cerdos. El costo de la alimentación es secundario.
"Cuando los precios de venta del cerdo son buenos, no es muy grave si el costo de los alimentos sube, pues nuestros ingresos no se verán muy afectados. Pero lo peor es cuando el mercado baja", explica.
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China es el primer productor mundial de cerdos. Produce incluso demasiados. Y por ello, pese a la guerra comercial, los precios deberían continuar suficientemente bajos como para no afectar demasiado al bolsillo de los consumidores chinos.
Los precios tocaron su nivel más bajo en cuatro años a principios de 2018, antes de que en junio volvieran a subir, subraya Feng Yonghui, investigador para el portal web chino especializado en la industria porcina Soozhu.com.
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Sin embargo, los precios de la pulpa de soya subieron un 6.8% desde que se impusieran las tasas. La tonelada pasó de costar 3,018 yuanes (380 euros) a finales de junio, a 3,223 yuanes en agosto, según el sitio especializado Soybean Pulp Industry Net.
Los expertos aconsejan a Beijing que tome medidas para reducir su dependencia de Estados Unidos, como cultivar más soja en el país, diversificar sus fuentes de abastecimiento o promover sustitutos.
Soja brasileña y argentina
Según Ma Wenfeng, analista del gabinete Beijing Orient Agribusiness Consultancy, la producción nacional de soya podría aumentar en 2 millones de toneladas den 2018.
Pero Beijing no podrá prescindir totalmente de Estados Unidos, pues el resto del mundo no produce suficiente soja como para satisfacer todas las necesidades chinas.
China importará más de Brasil y de Argentina, pero también podría comprar soja estadounidense a través de terceros países como Vietnam, considera Feng Yonghui.
En su granja del centro de China, el ganadero Jia Tiechui afirma que "no presta atención" a la guerra comercial.
"Es competencia del gobierno. No tenemos ni idea de todo eso", explica.
Y mantiene la esperanza: con el sistema automatizado de distribución de alimentos que instaló este año, solo necesita a 20 personas en la explotación.
"Cuando yo era pequeño, el cerdo costaba 1.4 yuanes el kilo (0.17 euros), pero no teníamos nunca los medios para comprarlo. Hoy, está a 24 yuanes (3 euros) pero comemos todos los días", señala.