Wall Street pondrá a prueba a las empresas 'on demand'
NUEVA YORK (CNN)- La mayoría de los días, Sophia Geringer sigue una rutina que habría sido impensable para cualquiera que viviera en la Ciudad de Nueva York hace apenas una década. Saca su teléfono, abre la aplicación Lyft y pide un viaje compartido en auto para llegar a su oficina en Compass, una empresa de bienes raíces, ahorrando tiempo y estrés en su trayecto diario.
Los fines de semana, Geringer a menudo pide viajes en Lyft y Uber cuando sale con amigos, especialmente de noche cuando prefiere no tomar el metro. Ella depende de GrubHub y UberEats para recibir entregas rápidas de comida y utiliza Amazon Prime para el envío rápido de pañuelos y papel higiénico.
En este punto, dice Geringer, ella ya no puede imaginar las cosas de otra manera. “Ya ni siquiera pienso en eso”, dice ella. “Solo presiono algunos botones”.
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Algunos podrían llamar a este estilo de vida on-demand una extravagancia. Para innumerables consumidores equipados con teléfonos inteligentes, esta es la nueva normalidad. Desde que Uber fue lanzado hace una década, una larga lista de startups y algunas compañías de tecnología consolidadas como Amazon han invertido fuertemente para cumplir la promesa de una gratificación instantánea para los consumidores. En ese periodo notablemente corto, el modelo bajo demanda se ha extendido a todos los rincones de nuestras vidas, trastocando nuestra forma de trabajar, comprar y vivir.
Ahora hay aplicaciones bajo demanda para que te entreguen los comestibles en casa y para que retiren el exceso de basura de tu casa. Aplicaciones para encontrar a alguien que lleve a pasear a tu perro y cuide a tus hijos. Aplicaciones para servicios de limpieza del hogar y paseos en helicóptero. Aplicaciones para pedir comidas e incluso, durante por lo menos algunos años, cocineros para prepararte comidas en tu hogar. Todo un nuevo ecosistema de servicios creado por ocupados trabajadores tecnológicos con ingresos disponibles en las grandes ciudades para agilizar las tareas para personas como ellos.
Sin embargo, 2019 podría ser un año crucial que ponga a prueba la permanencia de los servicios que muchos consumidores —por no mencionar un número indeterminado de contratistas cuyos medios de vida dependen de estas compañías— ahora dan por sentado. Se espera que Lyft, Uber y Postmates salgan a bolsa este año. Y por muy omnipresentes que parezcan algunas de estas marcas, las cifras financieras recientes proporcionadas por algunas de ellas sugieren un largo camino por delante para demostrar la sostenibilidad de sus negocios ante Wall Street.
El año de las OPI ‘on-demand’
Lyft, que se espera que se vuelva pública el viernes , dijo en una presentación este mes que perdió cerca de 1,000 millones de dólares (mdd) en 2018, más de lo que cualquier otra empresa estadounidense ha perdido en el año previo a su Oferta Pública Inicial (OPI). Pero puede que no mantenga esa dudosa distinción por mucho tiempo. Uber dijo el mes pasado que perdió 1,800 mdd en 2018. (Postmates ha confirmado planes para volverse pública, pero aún no ha publicado cifras financieras detalladas).
Las cifras financieras recientemente reveladas por Lyft y Uber sirven como un claro recordatorio de que los servicios de marca bajo demanda han alcanzado su nivel de ubicuidad en gran medida debido a un gasto desmedido, impulsado por sumas sin precedentes de capital de riesgo. Con miles de millones recaudados en fondos privados, compañías como Uber y Lyft se expandieron más rápidamente en nuevos mercados y atrajeron a clientes con tarifas artificialmente baratas.
Lo que estas compañías no han hecho es demostrar que están cerca de obtener un solo centavo en ganancias.
“La pregunta aquí es si los inversionistas públicos pueden soportar pérdidas tan grandes durante mucho tiempo”, dijo Ilya Strebulaev, profesora de Finanzas de la Universidad de Stanford que estudia capital de riesgo. “Y probablemente la respuesta es no”.
Kathleen Smith, directora de Renaissance Capital, que administra los fondos indizados en bolsa enfocados en las OPI, es más contundente en su evaluación de las pérdidas reportadas por estas compañías. “Es impactante lo que estamos viendo aquí. Impactante”, dijo. “El modelo de prosperidad sin ganancias no funciona en el mercado público”.
Un portavoz de Lyft se negó a comentar sobre este artículo, citando el periodo de silencio requerido antes de una OPI. Los representantes de Uber y Postmates no respondieron de inmediato a las solicitudes de comentarios.
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Si las nuevas empresas públicas on-demand inevitablemente enfrentan la presión del mercado público para salir de los números rojos, eso, en última instancia, podría obligarlas a elegir una de dos rutas difíciles: elevar los precios para los clientes o exprimir a sus trabajadores. Esto último ya podría estar sucediendo.
Uber quema dinero
Durante años, el dinero simplemente siguió llegando. Los inversores inyectaron miles de millones en startups de servicios bajo demanda con la creencia de que la adopción masiva de los dispositivos móviles conduciría a un cambio fundamental en la demanda de los consumidores por una entrega más rápida de cualquier cosa. Se produjo una carrera armamentista de financiamiento. Cuanto más dinero recaudaba una startup, podía ofrecer más promociones, expandirse a nuevas ciudades y ganar clientes ante posibles rivales.
En un periodo de tres meses en 2015, hubo 116 acuerdos de financiamiento para nuevas empresas on-demand, que sumaron más de 9,000 mdd invertidos en el sector, de acuerdo con los datos de CB Insights, una firma de investigación que realiza un seguimiento del capital de riesgo. Uber por sí sola ha recaudado más de 20,000 millones de dólares en deuda y capital de riesgo.
La locura de los inversores por el modelo bajo demanda fue lo suficientemente fuerte como para que algunas startups se sintieran presionadas a seguir esta ruta, incluso si no creían que fuera lo correcto para ellas.
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“No hay duda de que el consenso general en ese momento era el on demand para todo”, dijo Ajay Prakash, cofundador y CEO de Rinse, un servicio de recolección y entrega de ropa que fue lanzado en 2013. Prakash y su equipo estaban convencidos de que el modelo de 24 horas del día, los 7 días de la semana no funcionaría para el servicio de lavandería. Pero, dice, “las personas con las que hablamos, los inversionistas, las personas conocedoras del sector de las startups sintieron que los servicios bajo demanda eran el camino a seguir”.
Rinse se abstuvo de la tendencia bajo demanda. Muchas otras startups apostaron por ello y luego quebraron. La larga lista de compañías on demand fallidas incluye a muchas que recaudaron millones y recibieron mucha prensa: Munchery and Sprig (entrega de alimentos); Kitchensurfing y Kitchit (chefs privados a pedido); Sidecar (viajes compartidos) y Shuddle (viajes para niños). Wash.io, una empresa de lavandería bajo demanda respaldada por destacados inversionistas como Ashton Kutcher, cerró y sus activos fueran adquiridos por la compañía de Prakash.
Pero los grandes participantes de este sector simplemente se han hecho más grandes. Según cifras de marzo, hay casi dos docenas de startups bajo demanda en todo el mundo que son consideradas unicornios (compañías privadas con un valor de más de 1,000 mdd), según datos de CB Insights. Estas incluyen nombres familiares como Uber, que fue lanzada después de la recesión, ofreciendo a los trabajadores el sueño de ser sus propios jefes.
Avancemos en el tiempo a esta semana. El lunes, apenas días antes de la salida a bolsa de Lyft, muchos conductores de Uber y Lyft realizaron una protesta en Los Ángeles, California, por los recortes salariales. El mes pasado, otras dos grandes empresas nuevas bajo demanda, Instacart y DoorDash, enfrentaron críticas por parte de los trabajadores, que dijeron que las propinas estaban siendo utilizadas para subsidiar una tasa de pago mínima, lo que dio como resultado salarios más bajos en general.
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Y esa reacción podría ser la punta del iceberg. En una nota de investigación a principios de este mes, los analistas de Morningstar señalaron que Lyft está “buscando agresivamente” autos de conducción autónoma porque entiende que esta tecnología “podría ayudar a la empresa a ampliar sus márgenes”. Dicho de otra manera: abandonar el uso de conductores podría resultar ser una forma útil de aumentar la rentabilidad a largo plazo.
Lyft no está solo. Uber también está invirtiendo en autos de conducción autónoma. Incluso Postmates ha comenzado a experimentar con entregas hechas por robots. Se espera que otras compañías bajo demanda sigan su ejemplo. Si el capital de riesgo fue clave para el éxito de la economía on demand a lo largo de esta década, tener menos trabajadores a los cuales pagarles podría ser clave para su éxito en la próxima década.