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China y EU pelean mucho, pero están destinados a coexistir

Las dos mayores economías del mundo están entrelazadas a través de exportaciones masivas y tenencias de los bonos, lo cual podría significar un pronto fin de la guerra arancelaria.
mié 15 mayo 2019 01:19 PM
USA and China trade war concept with american flag and china flag.
El presidente chino, Xi Jinping, y Trump acordaran el pasado 1 de diciembre una tregua de 90 días.

NUEVA YORK (CNN)- Estados Unidos y China no solo coexisten. Sus masivas economías están profundamente entrelazadas en formas que hacen que la intensificación de la guerra comercial sea insostenible.

La clase media en auge de China es un motor de crecimiento crucial para Boeing, Apple, Nike y otras marcas estadounidenses. Se espera que China siga creciendo en importancia como comprador. Y el insaciable apetito de Estados Unidos por productos baratos ha creado una gigantesca fábrica china que emplea a millones de trabajadores.

Las dos mayores economías del mundo son sus respectivos mayores socios comerciales. Casi 700,000 millones de dólares (mdd) en bienes fueron enviados entre China y Estados Unidos solo en 2018. Y con 1.1 billones de dólares de bonos del Tesoro, China es el mayor acreedor extranjero de Estados Unidos.

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Estados Unidos tiene quejas legítimas sobre las prácticas comerciales de China, y persuadir a China para que abra su mercado a los vendedores estadounidenses es un objetivo importante ahora y para el futuro.

Pero China y Estados Unidos se necesitan mutuamente. La batalla arancelaria de ojo por ojo está amenazando una de las relaciones económicas vitales del mundo y, debido a su tamaño, para la economía global. En un momento en que las dos naciones deberían estar forjando reglas para los próximos 20 años, se están apuntando con armas entre sí.

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“Tenemos que aprender a convivir”, dijo Keith Lerner, director de estrategia de SunTrust.

Por una buena razón, la ruptura de la relación entre Estados Unidos y China está asustando a inversores y economistas por igual.

El Dow cayó 617 puntos, o 2.4%, el lunes luego de que China tomó represalias contra los aranceles anunciados la semana pasada. Beijing se comprometió a imponer impuestos más altos sobre 60,000 mdd en productos estadounidenses, desde algodón y partes de aviones hasta vino y maquinaria.

“El riesgo de una guerra comercial en toda regla ha aumentado sustancialmente”, escribió Tao Wang, economista en jefe de UBS en China, en un informe a los clientes el lunes.

Riesgo ‘monstruoso’

Los aranceles son las armas de elección a medida que ambas partes intentan mejorar su influencia negociadora. Los consumidores y las empresas se encuentran atrapados en el fuego cruzado. Los gravámenes aumentarán los costos, desordenarán las cadenas de suministro y aumentarán la incertidumbre debilitante.

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UBS recortó su pronóstico de crecimiento del PIB en 2019 para China de 6.4% a 6.2%. Aunque Beijing intentará suavizar el golpe con estímulos, UBS dijo que el crecimiento podría caer por debajo del 6% en 2019 y en 2020 si la guerra comercial se profundiza.

“El riesgo es monstruoso. Es muy preocupante”, dijo David Kotok, presidente y director de inversiones de Cumberland Advisors. La interconexión entre China y Estados Unidos ha sido impulsada en parte por los millones de personas en China que han salido de la pobreza.

“Tenemos un efecto de riqueza de clase media en expansión”, dijo Kotok, quien también se desempeña como director del Global Interdependence Center, una organización que aboga por la expansión del libre comercio.

Zapatos, iPhones y gas natural

Los clientes chinos están utilizando su nueva riqueza para comprar más autos, iPhones y zapatos deportivos. Esa es una oportunidad de crecimiento masivo para General Motors, Apple y Nike.

“A gran parte de la clase media en ascenso de China le encantan las marcas estadounidenses”, dijo Lerner de SunTrust.

Y los consumidores chinos están volando más, lo que convierte al país en el mercado de exportación más importante de Boeing. Pero hay un temor creciente de que Boeing pueda ser utilizado como una moneda de cambio en la batalla comercial.

Estados Unidos envió 120,300 millones de dólares en productos a China en 2018, lo que lo convierte en el tercer mercado detrás de Canadá y México, de acuerdo con la Oficina del Censo de los Estados Unidos.

El auge energético estadounidense lo vuelve un socio ideal para resolver el problema de contaminación de China. Estados Unidos es el exportador más rápido del mundo de gas natural licuado, un combustible más limpio que puede ayudar a los países a dejar el carbón.

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Sin embargo, las compras de China de gas natural licuado se han reducido durante la guerra comercial. Y esa tendencia podría continuar debido a que Pekín elevó el lunes los aranceles sobre el gas natural licuado del 10% al 25%.

La transición de China a una economía liderada por el consumidor crea oportunidades masivas para las compañías extranjeras, especialmente para las estadounidenses.

Para 2027, el rápido crecimiento de los ingresos elevará a unos 180 mdd de ingresos bajos y medio-bajos a un rango de ingresos más alto, de acuerdo con un estudio realizado por Bain & Co.

Gran parte del enfoque durante la guerra comercial ha sido sobre los bienes intercambiados entre ambas naciones. Pero las empresas estadounidenses ya están generando ingresos al prestar servicios a las masas de China, y están ansiosas por vender aún más a medida que China madura.

Aunque Estados Unidos ha tenido un déficit de bienes con China durante mucho tiempo, registró un superávit de servicios de 40,500 millones de dólares en 2018. Las principales exportaciones de servicios a China incluyen viajes, software informático y marcas registradas, de acuerdo con la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos.

China ha sido durante mucho tiempo un lugar tentador para los bancos e inversores estadounidenses.

Las compañías de servicios financieros, ansiosas por otorgar préstamos a empresas y proporcionar su experiencia en banca de inversión, están presionando para lograr un mayor acceso al desatendido mercado de China.

China depende de los consumidores estadounidenses

Al mismo tiempo, las compañías estadounidenses han dependido de Beijing como fuente de mano de obra y piezas relativamente asequibles. Los minoristas importan mercancías chinas. Apple importa iPhones que son ensamblados en China por fabricantes como Foxconn.

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En total, Estados Unidos importó 539,500 mdd en productos chinos en 2018, de acuerdo con la Oficina del Censo.

Esas compras han ayudado a mantener a las fábricas chinas en funcionamiento, empleando a trabajadores cuyos trabajos ahora están amenazados.

“China se ha vuelto muy dependiente de las exportaciones a Estados Unidos”, escribió Ed Yardeni, presidente de Yardeni Research, en una nota.

Deshacerse de sus bonos del Tesoro podría ser contraproducente

China también desempeña un papel crucial en el financiamiento de la impactante deuda de Estados Unidos.

Con 1.1 billones de dólares en bonos del Tesoro, China es el principal acreedor extranjero. Está justo por delante de Japón y es aproximadamente equivalente a las tenencias combinadas de deuda del Tesoro de Brasil, Reino Unido, Irlanda y Suiza. Washington usa esa deuda para financiar todo, desde recortes de impuestos hasta aviones de combate.

Un líder de los medios de comunicación estatales de China sugirió el lunes que Beijing podría intentar usar los bonos del Tesoro como un arma en la guerra comercial, una idea alarmante que podría afectar a los mercados financieros mundiales.

“Muchos académicos chinos están discutiendo la posibilidad de deshacerse de los bonos del Tesoro estadounidense y cómo hacerlo específicamente”, tuiteó Hu Xijin, editor en jefe del Global Times de China.

Sin embargo, tal medida podría ser contraproducente para China al dañar el valor de sus propias participaciones y limitar su acceso a dólares estadounidenses, la moneda de reserva mundial.

“Se dispararían a sí mismos”, dijo Peter Boockvar, director de inversiones de Bleakley Advisory Group.

Boockvar dijo que es más probable que China continúe permitiendo que los bonos del Tesoro existentes maduren sin reinvertirlos. La subasta del Tesoro a 10 años de la semana pasada tuvo la menor demanda desde 2009, de acuerdo con Boockvar.

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Reparar la relación no será fácil

A pesar de las preocupaciones sobre la profundización de la guerra comercial, muchos inversionistas presentes en la Conferencia SALT en Las Vegas, Nevada, la semana pasada aplaudieron al presidente Donald Trump por confrontar a China por sus prácticas comerciales injustas.

“China se acostumbró a tener esta ventaja”, dijo a CNN Business Michael Novogratz, fundador y CEO del banco comercial de criptomonedas Galaxy Digital. “Era necesario quitarles la ponchera”.

Los optimistas esperan que las afectaciones de la guerra comercial —para ambas partes— limiten su duración. Muchos economistas esperan que Washington y China terminen por entrar en razón y lleguen a un acuerdo comercial.

“Las guerras comerciales son simplemente malas para la economía”, escribió el lunes David Kelly, director de estrategia global de JPMorgan

Funds, en un informe a los clientes. “El lado positivo es que son tan claramente perjudiciales para la economía estadounidense y para las empresas estadounidenses que, a pesar de las preocupaciones actuales, es poco probable que sean una característica presente a largo plazo de nuestro panorama financiero”.

Pero algunos temen que el daño a la relación entre Estados Unidos y China sea difícil de deshacer.

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“Incluso si toda la cuestión se resolviera hoy por milagro, no habría confianza durante una generación”, dijo Kotok.

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