Japón, el anfitrión del G20, intentó actuar de mediador entre Irán y Estados Unidos, sin éxito.
Los europeos, que se encuentran sumidos en un complicado mercado de puestos claves en sus instituciones y también son blanco de los golpes comerciales estadounidenses, ¿pueden tener un verdadero peso en un conflicto que no deja de agravarse, con ataques a petroleros, un dron abatido y ataques estadounidenses anulados en el último momento?
Estados Unidos anunció el lunes sanciones financieras contra las más altas autoridades del régimen iraní, incluido el guía supremo, el ayatolá Ali Jamenei. "Seguiremos aumentando la presión sobre Teherán", afirmó Trump, una estrategia del gusto de Arabia Saudita, el gran rival regional de Irán y miembro también del G20.
Esto, en cambio, disgusta a Moscú. El presidente ruso, Vladimir Putin, tendrá la oportunidad de hablar de ello a Trump en Osaka, en una reunión bilateral prevista entre los dos mandatarios.
Para los países latinoamericanos, la agenda estará marcada por las cuestiones de inmigración (en especial para México, a pesar de la ausencia del nuevo presidente Andrés Manuel López Obrador) y sobre todo económicas, con los avances en el tratado comercial entre la Unión Europea y Mercosur que podría firmarse en Japón tras años de negociaciones.
También estará presente la situación en Venezuela, con una posible reunión del Grupo de Lima aprovechando la cumbre.