Además, el portavoz dijo que Estados Unidos “acordó que les gustaría eliminar algunos de los aranceles adicionales por fases”.
Tal medida podría ser un cambio de juego. Goldman Sachs dijo recientemente a los clientes que, aunque los aranceles podrían haber alcanzado su punto máximo, es probable que se mantengan en sus actuales niveles elevados hasta 2020.
Los funcionarios estadounidenses no han confirmado tales acontecimientos arancelarios. Y no está claro cómo serían implementados esos retrocesos o cuándo entrarían en vigor. A principios de esta semana, Reuters informó que una reunión entre el presidente estadounidense Donald Trump y el presidente chino Xi Jinping para firmar un acuerdo comercial preliminar podría retrasarse hasta diciembre.
Riesgo de recesión vinculado al destino de la guerra comercial
Si no se toman medidas, Washington tiene previsto imponer nuevos aranceles a bienes destinados a los consumidores procedentes de China en diciembre. En ese punto, casi todas las importaciones procedentes de China estarían sujetas a aranceles.
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Los aranceles existentes han sido una espina clavada en el costado de Estados Unidos y de las economías globales.
La Organización Mundial del Comercio advirtió recientemente de una “perspectiva más oscura para el comercio” que podría hacer de este el año el más débil para el crecimiento del comercio mundial en una década. Y el FMI ha dicho que la economía global está en una posición “precaria” debido al aumento de las tensiones comerciales y geopolíticas.
Las afectaciones por la guerra comercial son evidentes en el sector manufacturero de Estados Unidos. Las fábricas estadounidenses experimentaron en septiembre su peor mes en una década, según una encuesta realizada por el Institute for Supply Management. El sector se ha contraído durante tres meses consecutivos, aunque el ritmo del deterioro disminuyó en octubre.
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Aun así, el ISM indicó que 12 de las 18 industrias manufactureras están ahora en contracción, incluidas la metalurgica, la textil y la de prendas de vestir.
La buena noticia es que la agitación manufacturera no ha infectado por completo al resto de la economía. La contratación sigue siendo resiliente. Los consumidores todavía están gastando. Después de un crecimiento muy débil en septiembre, el sector de servicios estadunidense, que eclipsa en tamaño a la manufactura, rebotó el mes pasado.
La posibilidad de una recesión en Estados Unidos en los próximos 12 meses bajó al 29% en octubre, según un modelo actualizado publicado por la Reserva Federal de Nueva York esta semana. Eso es menor al 38% pronosticado en agosto, que fue el más alto desde la Gran Recesión.
Una reversión de los aranceles podría permitir que esos riesgos de recesión retrocedan aún más.