“Estamos lidiando con un rival estratégico, y están tratando de doblegarnos”, dijo Navarro a Jim Sciutto de CNN en la conferencia CITIZEN by CNN realizada hace unos días en Nueva York.
Navarro se apresuró a decir que la economía de China está “sufriendo” —y ciertamente es así, con un crecimiento que se ha desacelerado a su ritmo más débil desde 1992—, pero se negó a reconocer el daño doméstico.
“Estamos en la tasa de desempleo más baja desde que el hombre caminó en la Luna”, dijo Navarro.
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Sin embargo, la guerra comercial errática entre Estados Unidos y China también ha exacerbado la desaceleración económica mundial y ha afectado a las fábricas estadounidenses. El sector manufacturero de Estados Unidos sufrió en septiembre su peor mes en una década. Los ejecutivos y economistas atribuyeron la causa a la batalla arancelaria de ‘ojo por ojo’ con China.
Los agricultores han quedado atrapados en el fuego cruzado, ya que China ha detenido sus compras de soya y otros productos agrícolas en represalia por los aranceles.
“Este (golpe) ha sido autoinfligido por nuestro presidente, y definitivamente estuvimos de acuerdo con él al principio, pero no parece que haya un plan B”, dijo recientemente a CNN Gary Wertish, el presidente de la Minnesota Farmers Union.
Navarro restó importancia a la disconformidad de los agricultores.
“Aman al presidente Trump en los territorios agrícolas”, dijo Navarro. “Nadie ve más por esos agricultores (que Trump)”.