Esa tendencia no es nueva. Este año será el octavo de los últimos nueve en que las acciones energéticas tuvieron un desempeño inferior al del mercado en general, según Raymond James.
En la década, el sector energético ha registrado una insignificante alza de 34%, según Refinitiv. Ese es, por mucho, el peor rendimiento total de cualquiera de los 11 sectores del S&P 500. El sector más cercano, los materiales, ha subido cinco veces más. Y las acciones tecnológicas, las favoritas del mercado alcista, han subido casi 400%.
“Eso es bastante desalentador”, dijo Pavel Molchanov, analista de energía de Raymond James.
El bajo rendimiento crónico de las acciones de energía ha sido impulsado en gran parte por los bajos precios del petróleo y el gas natural. Puede que la revolución del esquisto haya desbloqueado grandes cantidades de nuevos suministros, pero ahora el mundo se está ahogando en ellos.
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“Las compañías petroleras de esquisto fueron víctimas de su propio éxito”, dijo Bob McNally, presidente de la consultora Rapidan Energy Group. “Produjeron tanto petróleo que pisaron sus propios talones”.
Las compañías de petróleo y gas gastaron salvajemente para hacer de Estados Unidos el principal productor mundial. Pidieron tanto dinero prestado que les sobró poco efectivo para compartir con los accionistas en forma de dividendos y recompras. Y algunas compañías pusieron tanta presión sobre sus balances generales que se declararon en bancarrota durante el colapso petrolero 2014-2016.
“Ser un gran productor y tener un sector energético rentable son dos cosas muy diferentes”, dijo McNally, exasesor energético del presidente George W. Bush.
No es sorprendente que las estadísticas de Refinitiv muestren que las dos acciones con peor desempeño del S&P 500 en esta década provienen del sector energético: Devon Energy y Apache.
¿Son las compañías petroleras las nuevas acciones ‘de vicio’?
Probablemente haya otra fuerza en juego aquí: el cambio climático. La mayor conciencia sobre la crisis climática, el aumento de la inversión socialmente responsable y las preocupaciones sobre el pico en la demanda de petróleo han limitado el apetito por las acciones petroleras y de gas. En pocas palabras, las compañías de combustibles fósiles están en el banquillo de los acusados. Y esas son valoraciones deprimentes.
“Estamos viendo que los inversionistas salen del sector”, dijo Ben Cook, gerente de cartera de BP Capital Fund Advisors.
Una ola de importantes fondos de pensiones, fondos patrimoniales y otras intuiciones han retirado sus inversiones en combustibles fósiles. Incluso el fondo de riqueza soberana de 1 billón de dólares de Noruega, una nación cuya riqueza estaba basada principalmente en el petróleo, está eliminando gradualmente sus inversiones en compañías de exploración y producción.
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“Las marcas de energía son casi vistas como una clase de acciones de vicios como el alcohol y el tabaco”, dijo Cook. “Esa percepción ha creado un efecto negativo en todo el sector. No sé cómo se supera eso”.