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El petróleo y gas son los grandes perdedores de la década

Los títulos de las grandes petroleras registraron el peor desempeño del S&P 500, al rendir solamente 6%.
jue 19 diciembre 2019 05:28 AM
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La CRE aprobó dos resoluciones esta semana que favorecen a la petrolera con el propósito de tener una mayor discrecionalidad en los precios en la venta de combustibles al mayoreo.

La revolución del esquisto de la década de 2010 catapultó a Estados Unidos a la cima mundial de la cadena de proveeduría energética. Sin embargo, la vista desde la cima ha sido terriblemente solitaria para los inversores.

Aunque Estados Unidos es ahora el mayor productor mundial tanto de petróleo crudo como de gas natural, las acciones de energía han sufrido pérdidas. Y grandes. El sector energético del S&P 500 ha generado un rendimiento total, incluidos los dividendos, de solo 6% en 2019. Es fácilmente el sector más débil en el mercado de valores.

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Esa tendencia no es nueva. Este año será el octavo de los últimos nueve en que las acciones energéticas tuvieron un desempeño inferior al del mercado en general, según Raymond James.

En la década, el sector energético ha registrado una insignificante alza de 34%, según Refinitiv. Ese es, por mucho, el peor rendimiento total de cualquiera de los 11 sectores del S&P 500. El sector más cercano, los materiales, ha subido cinco veces más. Y las acciones tecnológicas, las favoritas del mercado alcista, han subido casi 400%.

“Eso es bastante desalentador”, dijo Pavel Molchanov, analista de energía de Raymond James.

El bajo rendimiento crónico de las acciones de energía ha sido impulsado en gran parte por los bajos precios del petróleo y el gas natural. Puede que la revolución del esquisto haya desbloqueado grandes cantidades de nuevos suministros, pero ahora el mundo se está ahogando en ellos.

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“Las compañías petroleras de esquisto fueron víctimas de su propio éxito”, dijo Bob McNally, presidente de la consultora Rapidan Energy Group. “Produjeron tanto petróleo que pisaron sus propios talones”.

Las compañías de petróleo y gas gastaron salvajemente para hacer de Estados Unidos el principal productor mundial. Pidieron tanto dinero prestado que les sobró poco efectivo para compartir con los accionistas en forma de dividendos y recompras. Y algunas compañías pusieron tanta presión sobre sus balances generales que se declararon en bancarrota durante el colapso petrolero 2014-2016.

“Ser un gran productor y tener un sector energético rentable son dos cosas muy diferentes”, dijo McNally, exasesor energético del presidente George W. Bush.

No es sorprendente que las estadísticas de Refinitiv muestren que las dos acciones con peor desempeño del S&P 500 en esta década provienen del sector energético: Devon Energy y Apache.

¿Son las compañías petroleras las nuevas acciones ‘de vicio’?

Probablemente haya otra fuerza en juego aquí: el cambio climático. La mayor conciencia sobre la crisis climática, el aumento de la inversión socialmente responsable y las preocupaciones sobre el pico en la demanda de petróleo han limitado el apetito por las acciones petroleras y de gas. En pocas palabras, las compañías de combustibles fósiles están en el banquillo de los acusados. Y esas son valoraciones deprimentes.

“Estamos viendo que los inversionistas salen del sector”, dijo Ben Cook, gerente de cartera de BP Capital Fund Advisors.

Una ola de importantes fondos de pensiones, fondos patrimoniales y otras intuiciones han retirado sus inversiones en combustibles fósiles. Incluso el fondo de riqueza soberana de 1 billón de dólares de Noruega, una nación cuya riqueza estaba basada principalmente en el petróleo, está eliminando gradualmente sus inversiones en compañías de exploración y producción.

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“Las marcas de energía son casi vistas como una clase de acciones de vicios como el alcohol y el tabaco”, dijo Cook. “Esa percepción ha creado un efecto negativo en todo el sector. No sé cómo se supera eso”.

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'Ahogamiento' en exceso de oferta

Es imposible decir cómo se desarrollará la próxima década para el sector energético. Pero los precios bajos, los débiles balances generales y el cambio climático probablemente tienen la respuesta.

Los precios del gas natural siguen deprimidos, en gran parte debido al exceso de oferta. El auge del petróleo en la cuenca del Pérmico del oeste de Texas solo ha profundizado ese exceso debido a que el gas natural es un subproducto del petróleo que se bombea.

“Nos estamos ahogando en gas. Es difícil de manejar”, dijo McNally de Rapidan.

Los precios del petróleo han estado bajos desde finales de 2014 cuando la OPEP, liderada por Arabia Saudita, inundó el mercado con oferta. El crudo finalmente colapsó a solo 26 dólares por barril.

La OPEP, junto con aliados como Rusia, han revertido el curso al restringir la producción en un esfuerzo por eliminar el exceso de oferta. Esos esfuerzos han colocado exitosamente un piso debajo del crudo, pero no lograron elevar de manera sostenible los precios por encima de los 70 dólares por barril. Y están muy lejos del pico de 2008 superior a los 140 dólares por barril.

McNally advirtió que el exceso de oferta probablemente se extenderá hasta 2020, manteniendo un tope sobre los precios y las acciones de energía.

“Simplemente habrá demasiada oferta nueva el próximo año. No vemos un final para ello”, dijo.

La buena noticia para la industria energética es que las compañías petroleras parecen estar atendiendo las súplicas de Wall Street de una mejor disciplina de capital. Las empresas ya no están volcando cada centavo de su flujo de efectivo en perforación. Están comprometiéndose a quedarse con algo para pagar la deuda y retribuir a los accionistas.

Lee: Las petroleras deben invertir 350,000 mdd para competir en energía limpia

“Ese es un fenómeno nuevo. Muchos inversionistas son escépticos de que vaya a durar, pero nuestra opinión es que lo hará”, dijo Molchanov de Raymond James.

La crisis climática no desaparecerá

Pero es difícil ver cómo mejorará la presión proveniente del cambio climático para el sector energético.

El capital podría volverse aún más escaso. Goldman Sachs se convirtió esta semana en el primer gran banco de Estados Unidos en descartar préstamos para nuevos proyectos petroleros en el Ártico.

La crisis climática podría presentar nuevos obstáculos para las compañías de petróleo y gas, incluidas las medidas represivas de los gobiernos. Algunos candidatos presidenciales demócratas de 2020 han pedido la prohibición total del fracking.

En la década de 2010, el exceso de oferta fue el desafío decisivo para la industria energética. En los próximos años, podría ser el cambio climático.

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La OPEP, junto con aliados como Rusia, han revertido el curso al restringir la producción en un esfuerzo por eliminar el exceso de oferta. Esos esfuerzos han colocado exitosamente un piso debajo del crudo, pero no lograron elevar de manera sostenible los precios por encima de los 70 dólares por barril. Y están muy lejos del pico de 2008 superior a los 140 dólares por barril.

McNally advirtió que el exceso de oferta probablemente se extenderá hasta 2020, manteniendo un tope sobre los precios y las acciones de energía.

“Simplemente habrá demasiada oferta nueva el próximo año. No vemos un final para ello”, dijo.

La buena noticia para la industria energética es que las compañías petroleras parecen estar atendiendo las súplicas de Wall Street de una mejor disciplina de capital. Las empresas ya no están volcando cada centavo de su flujo de efectivo en perforación. Están comprometiéndose a quedarse con algo para pagar la deuda y retribuir a los accionistas.

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“Ese es un fenómeno nuevo. Muchos inversionistas son escépticos de que vaya a durar, pero nuestra opinión es que lo hará”, dijo Molchanov de Raymond James.

La crisis climática no desaparecerá

Pero es difícil ver cómo mejorará la presión proveniente del cambio climático para el sector energético.

El capital podría volverse aún más escaso. Goldman Sachs se convirtió esta semana en el primer gran banco de Estados Unidos en descartar préstamos para nuevos proyectos petroleros en el Ártico.

La crisis climática podría presentar nuevos obstáculos para las compañías de petróleo y gas, incluidas las medidas represivas de los gobiernos. Algunos candidatos presidenciales demócratas de 2020 han pedido la prohibición total del fracking.

En la década de 2010, el exceso de oferta fue el desafío decisivo para la industria energética. En los próximos años, podría ser el cambio climático.

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