“Estos shocks, aunque temporales, empeorarán la ya débil dinámica de la tendencia de crecimiento para 2020-2023, que refleja, en parte, menor confianza del sector privado y el poco dinamismo de la inversión”, informó la agencia.
S&P advirtió que la perspectiva también es negativa, lo que indica los riesgos de otra baja de calificación durante los siguientes 12 a 24 meses, como resultado de una ejecución de políticas irregular o no efectiva.
La agencia también acusa un potencial debilitamiento de las finanzas públicas, debido al difícil balance entre sostener el crecimiento del PIB dada la baja base tributaria no petrolera del país y la rigidez en el gasto, así como la creciente presión sobre Pemex, un potencial pasivo contingente para el soberano.
"Manejar la presión sobre las cuentas fiscales de México frente a los shocks económicos y del precio del petróleo ha sido un desafío para los diseñadores de políticas durante múltiples administraciones", añadió.
Las calificaciones de México, añade S&P, reflejan tanto las fortalezas como las debilidades de su democracia, que ha generado estabilidad política y cambios regulares de gobierno en las últimas dos décadas; sin embargo no se ha detonado dinamismo económico ni se ha mejorado la seguridad pública.
En el tema energético, S&P advierte que el cambio en la política de energía bajo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador incrementa la dependencia de Pemex para la producción petrolera e inversión en México.
"Si el perfil fiscal del gobierno general se mantiene débil durante un periodo prolongado; a pesar de cierta estabilización en la producción, el bajo desempeño operativo y financiero de Pemex y las limitaciones de su capacidad técnica podrían generar un pasivo contingente más significativo para la calidad crediticia del soberano", señaló.
La agencia dijo que una política económica efectiva que aliente la confianza de los inversionistas podría revertir la debilidad estructural del panorama de crecimiento del PIB, lo que ayudaría a estabilizar las finanzas públicas y a sostener la flexibilidad fiscal.
"Lo anterior, aunado a las medidas para contener los potenciales pasivos contingentes que representan las empresas propiedad del gobierno en el sector de energía o para aumentar la base tributaria no petrolera, podría evitar una erosión del perfil financiero del soberano", dijo.
De cumplirse estos puntos, la agencia evaluaría la perspectiva del país a 'estable'.