Para reducir la brecha, se buscará elevar la siembra en áreas vinculadas a centros de consumo, así como estimular la reconversión hacia granos forrajeros y oleaginosas y cultivos de ciclo corto y menor demanda de agua, dijeron las secretarías de Agricultura y Economía en un comunicado conjunto.
La nueva campaña mexicana se da en medio de una política para la reducción de transgénicos y la eliminación gradual del glifosato, un herbicida que grupos ambientalistas alegan que es altamente peligroso para la salud, pero muy utilizado en la agricultura.
México nunca ha permitido la siembra comercial de maíz transgénico, pero es el mayor mercado para la exportaciones del grano de Estados Unidos. Hasta noviembre, el país había importado 13 millones de toneladas del producto en 2020, según cifras oficiales.
Industriales del maíz aseguran que la prohibición al grano transgénico será contraproducente para el país, pues no podrá suplir los suministros rápidamente y pondría en riesgo la continuidad de los insumos para el sector ganadero y para otros usos.
Un informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos a inicios de enero, describió la política de México hacia la llamada biotecnología como "cada vez más incierta" bajo el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador