Los cheques de estímulo del gobierno y los créditos fiscales por niños, junto con la ampliación de las campañas de vacunación en los últimos meses, habían levantado las esperanzas de que la economía estadounidense estuviera finalmente a punto de salir de la pandemia, pero el avance de la variante delta del coronavirus y el impacto cada vez menor de los pagos por ayuda están reduciendo el gasto.
Recuperación por buen camino
Todavía no está claro si el brote de la variante Delta del coronavirus tendrá un impacto notable en la economía de Estados Unidos, dijo este martes el presidente de la Fed, Jerome Powell.
"El COVID sigue con nosotros. Y es probable que siga siendo así durante un tiempo", dijo Powell, pero "la gente y las empresas han improvisado y han aprendido a adaptarse. A vivir sus vidas a pesar del COVID".
Powell habló en un evento transmitido en línea con maestros y estudiantes, y gran parte del evento incluyó información básica sobre el banco central de Estados Unidos y la importancia de la educación económica.
Pero sus breves comentarios sobre la recuperación indican que el aumento de las infecciones y el retraso en el ritmo de vacunación no han socavado la opinión de la Fed de que la recuperación seguirá por buen camino.
La pandemia "sigue ensombreciendo la actividad económica. No podemos declarar victoria todavía", dijo Powell. Pero "muchas empresas han adaptado sus modelos de negocio al nuevo mundo" y pueden seguir adelante.
Menos consumo del esperado
A pesar de las palabras de Powell, datos publicados este martes por el Departamento de Comercio señalan que los estadounidenses consumieron mucho menos de lo esperado en julio. Su gasto se redujo un 1.1% respecto de junio.
Estos datos son importantes para evaluar la salud de la economía más grande del mundo, porque el gasto de los consumidores representa tres cuartas partes del PIB y es el motor del crecimiento.
"La gente ha comido mucho en restaurantes y ha comprado dispositivos y electrodomésticos, pero eso es todo", explica el economista Joel Naroff.
Ciertamente, la producción de automóviles, aun fuertemente desacelerada debido a la escasez de semiconductores y que está provocando una caída en picada de las ventas de automóviles nuevos, pesó mucho. Las ventas de autos cayeron 4.3%.
Pero las compras de ropa, así como equipos de construcción y jardinería, también están disminuyendo.
En cambio, las gasolineras están en buen momento, pero gracias al aumento del precio del combustible durante meses.