"Oveja negra"
Varios indicadores económicos del mes de marzo ilustraron la situación, entre ellos la producción industrial, central para el modelo económico alemán, que cayó un 3.4% respecto a febrero.
Asimismo, la producción de vehículos disminuyó un 6.5% y la construcción se contrajo un 4.6%.
Los pedidos industriales también cayeron con fuerza en marzo, un 10.7% en comparación con febrero, algo sin precedentes desde el punto más bajo de la pandemia. Las exportaciones, fundamentales para este sector, descendieron un 5.2%.
Todo ello se dio en un contexto de caída del consumo interno, debido a la inflación, que se mantiene muy alta para los estándares alemanes, por encima del 7%.
En el extranjero, los socios comerciales del país importaron menos productos fabricados en Alemania debido a "las turbulencias geopolíticas, las altas tasas de inflación y la pérdida del poder adquisitivo", según el instituto económico DIHK.
Pese a todo esto, el gobierno alemán pronostica un repunte progresivo de la actividad en el transcurso del año y un crecimiento de 0.4% para el conjunto de 2023.
"La economía atravesó una debilidad invernal. Pero seguimos esperando una mejora notable en el transcurso del año", dijo a AFP el ministerio de Economía.
Pero no todos son tan optimistas. El FMI pronosticó en abril que la actividad económica alemana se contraería un 0.1% este año, antes de un repunte del 1.1% en 2024.
La situación alemana destaca en comparación con sus vecinos europeos, donde el riesgo de recesión se ha ido alejando gracias a la caída de los precios de la energía.
"Alemania es vista como la potencial oveja negra de Europa", dijo Guillaume Dejean, analista de Global Market Insight.
En Bélgica y Francia, la actividad económica progresó un 0.4% y un 0.2% respectivamente en el primer trimestre de 2023 en comparación con el trimestre anterior. Italia y España crecieron a su vez un 0.5% en el primer trimestre.