México, que es autosuficiente en producción de maíz blanco, es un comprador clave del cereal amarillo de Estados Unidos, aunque ambos países están en medio de una disputa por el comercio del grano.
El gobierno mexicano argumenta que hay ciencia que prueba que el maíz transgénico y el herbicida glifosato son dañinos para la salud de las personas y publicó un decreto -modificado en 2023- para prohibir ese tipo de grano para consumo humano, algo que según argumentó ante un panel del acuerdo comercial de Norteamérica, T-MEC, está dentro de su derecho soberano.
Por su parte, Estados Unidos solicitó un panel de solución de disputas en el marco del T-MEC por el decreto, donde sí se permite el uso de maíz amarillo transgénico para consumo animal, que representa la mayor parte de los casi 5,900 millones de dólares importados por México anualmente de maíz estadounidense.
Washington ha insistido en que el decreto de México que prohíbe las importaciones de maíz transgénico para tortillas no está basado en la ciencia y viola acuerdos en el T-MEC, en vigor desde 2020.